Cada 19 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama, una fecha destinada a crear conciencia sobre la enfermedad y promover el acceso a controles, tratamientos y cuidados oportunos. Instituido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el objetivo principal de esta jornada es sensibilizar a la población sobre la detección temprana, que puede marcar la diferencia entre un tratamiento exitoso y un diagnóstico tardío.
El cáncer de mama es el tipo de cáncer más frecuente entre las mujeres a nivel mundial, aunque también puede afectar a los hombres. Según la OMS, cada año se detectan más de 2,3 millones de casos y unas 685.000 personas mueren por esta causa. En Argentina, se diagnostican más de 22.000 nuevos casos anuales, lo que representa aproximadamente el 17% de todos los cánceres detectados en el país.

El lazo rosa, símbolo de esperanza y conciencia
El lazo rosa se convirtió en el emblema mundial de la lucha contra el cáncer de mama. Su historia se remonta a 1991, cuando la Fundación Susan G. Komen distribuyó cintas rosadas entre los participantes de una carrera en Nueva York destinada a crear conciencia sobre la enfermedad. Desde entonces, el color rosa pasó a representar la solidaridad con quienes la padecen y el compromiso de toda la sociedad en la prevención.
Durante octubre, conocido como el Mes Rosa, monumentos, edificios públicos y lugares emblemáticos de distintas ciudades del mundo se iluminan con ese color como forma de homenaje y visibilización. En Argentina, hospitales, municipios y organizaciones civiles organizan actividades gratuitas de promoción, controles y charlas informativas.
Prevención y detección temprana: los pilares del cuidado
La detección temprana es clave para mejorar las tasas de supervivencia. Cuando el cáncer de mama se diagnostica en etapas iniciales, las posibilidades de curación superan el 90%. Por eso, los especialistas insisten en la importancia de los controles periódicos y del autoexamen mamario como herramientas de conocimiento corporal y alerta ante cualquier cambio.
El autoexamen mamario no reemplaza a los estudios médicos, pero es una práctica recomendada para conocer la forma, textura y aspecto habitual de las mamas. Se sugiere realizarlo una vez al mes, de preferencia unos días después del período menstrual. Cualquier alteración —como bultos, hundimientos, secreciones o cambios en la piel— debe ser motivo de consulta médica inmediata.
A partir de los 40 años, se recomienda realizar una mamografía anual, aunque en casos con antecedentes familiares o factores de riesgo, los controles pueden comenzar antes. El examen permite detectar lesiones incluso antes de que sean palpables, lo que aumenta considerablemente las chances de un tratamiento exitoso.
Factores de riesgo y hábitos saludables
Si bien el cáncer de mama puede aparecer sin causas conocidas, existen ciertos factores de riesgo que aumentan la posibilidad de desarrollarlo. Entre ellos se encuentran la edad (más frecuente a partir de los 50 años), los antecedentes familiares directos, las mutaciones genéticas (como BRCA1 y BRCA2), la obesidad, el sedentarismo, el consumo excesivo de alcohol y la exposición prolongada a terapias hormonales.
Adoptar hábitos saludables puede reducir el riesgo: mantener un peso equilibrado, practicar actividad física con regularidad, llevar una alimentación rica en frutas y verduras, evitar el tabaco y limitar el consumo de alcohol. Además, la lactancia materna también se asocia a un menor riesgo de desarrollar la enfermedad.
El impacto emocional y el acompañamiento
Más allá de lo físico, el cáncer de mama tiene un fuerte impacto emocional y psicológico. El diagnóstico suele generar miedo, ansiedad y tristeza, tanto en la persona afectada como en su entorno cercano. Por eso, el acompañamiento psicológico y social cumple un papel fundamental en el proceso de tratamiento y recuperación.
Diversas organizaciones ofrecen grupos de apoyo, contención emocional y orientación gratuita para pacientes y familiares. Espacios como la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (LALCEC) o la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC) brindan información, asesoramiento y campañas itinerantes para fomentar los controles en todo el país, especialmente en zonas con menor acceso a la salud.
Avances en tratamientos y esperanza de vida
Los avances científicos de las últimas décadas cambiaron radicalmente el panorama del cáncer de mama. Hoy existen tratamientos más personalizados y menos invasivos, que combinan cirugía, quimioterapia, radioterapia, hormonoterapia e inmunoterapia según las características del tumor.
La investigación sobre marcadores genéticos y terapias dirigidas permitió mejorar las tasas de supervivencia y reducir los efectos secundarios. Gracias a estos progresos, muchas personas pueden retomar sus actividades y llevar una vida plena tras superar la enfermedad.
Un compromiso colectivo
El Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama no solo busca recordar la importancia de los controles médicos, sino también promover la empatía y el apoyo hacia quienes atraviesan la enfermedad. Las campañas de concientización tienen como meta que ninguna mujer —ni hombre— quede fuera del sistema de salud por falta de información o acceso.
Cada lazo rosa, cada charla, cada control preventivo cuenta. La detección temprana salva vidas, y ese es el mensaje que cada 19 de octubre se renueva en todo el mundo.








