Cada 21 de junio se celebra el Día de la Ancianidad, una jornada dedicada a reconocer el valor, la dignidad y el rol fundamental que cumplen las personas mayores en nuestras sociedades. La fecha remite a un hecho clave: la realización de la primera Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, llevada a cabo en Viena en 1982 bajo el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Aquel encuentro marcó un antes y un después: por primera vez, los países del mundo se reunieron para debatir y diseñar un plan de acción internacional que promoviera el bienestar, la integración y los derechos de los adultos mayores. El resultado fue el Plan de Acción Internacional de Viena sobre el Envejecimiento, aprobado por la Asamblea General de la ONU en la resolución 37/51, que desde entonces se convirtió en un documento de referencia para las políticas públicas sobre el tema.
Este día es mucho más que una efeméride. Es una oportunidad para reflexionar sobre cómo tratamos a quienes nos precedieron, revalorizar su sabiduría y experiencia, y construir una sociedad donde el envejecimiento no sea visto como una carga, sino como una etapa digna, activa y respetada de la vida.