El Reino Unido, Canadá y Australia confirmaron este domingo su reconocimiento formal al Estado de Palestina, en un movimiento sin precedentes dentro del G7 que fue acompañado horas más tarde por Portugal. La decisión, que coincide con la antesala de la Asamblea General de la ONU en Nueva York, marcó un quiebre en la política exterior de estos países y encendió la indignación de Israel.
El anuncio se produjo en medio de la escalada bélica en Gaza tras el ataque de Hamás en 2023, y a un día de la cumbre copresidida por Francia y Arabia Saudita, donde se debatirá la solución de dos Estados. Según trascendió, al menos una decena de naciones planean sumarse en las próximas horas al reconocimiento.
Histórico aliado de Israel, el Reino Unido rompió con décadas de tradición diplomática. El primer ministro Keir Starmer defendió la medida asegurando que buscaba “revivir la esperanza de paz entre palestinos e israelíes”. En la misma línea, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, calificó el anuncio como “un paso esencial para lograr una paz justa y duradera”.
En Canadá, el primer ministro Mark Carney comunicó en la red social X que su gobierno “reconoce al Estado de Palestina y ofrece cooperación para construir un futuro pacífico junto a Israel”. Desde Australia, Anthony Albanese justificó la decisión señalando que su país “reconoce las aspiraciones legítimas y de larga data del pueblo palestino a tener un Estado propio”.
El gesto encontró un inmediato rechazo en Jerusalén. Netanyahu aseguró que combatirá “en la ONU y en todos los ámbitos contra la propaganda falsa” y advirtió que la creación de un Estado palestino sería “una absurda recompensa al terrorismo que amenaza la existencia de Israel”. Su ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, reclamó “medidas inmediatas”, entre ellas la anexión de Cisjordania —a la que denominó Judea y Samaria— y el “desmantelamiento completo de la Autoridad Palestina”.
Por su parte, el viceprimer ministro británico, David Lammy, denunció la expansión de los asentamientos israelíes en territorios ocupados y remarcó que “la solución de dos Estados se encuentra en grave peligro, no solo por la guerra en Gaza, sino también por la violencia y la colonización”.
Horas después, Portugal se sumó a la iniciativa. El canciller Paulo Rangel anunció en Nueva York que “el reconocimiento del Estado de Palestina responde a una política coherente y ampliamente consensuada” y reiteró que “la solución de dos Estados es la única vía hacia una paz duradera”. Con esta postura, Lisboa reforzó la posición diplomática europea en respaldo a Palestina.
El paso dado por Londres tiene un fuerte simbolismo histórico: en 1917, con la Declaración Balfour, el Reino Unido respaldó la creación de un hogar nacional judío en Palestina, documento considerado el origen político del Estado de Israel.
Starmer subrayó que el reconocimiento actual “no es una recompensa a Hamás, organización terrorista brutal”, sino un esfuerzo coordinado para garantizar que el grupo islamista “no tenga futuro ni rol en un eventual Estado palestino”.
Hasta ahora, 147 países reconocían a Palestina, pero nunca una de las principales potencias del G7. Con este movimiento diplomático de Reino Unido, Canadá, Australia y Portugal, el debate sobre la solución de dos Estados vuelve al centro de la escena en Medio Oriente.
En paralelo, Netanyahu elevó el tono de su rechazo y sentenció: “No habrá Estado palestino al oeste del río Jordán. Reconocerlo es dar una enorme recompensa al terror. No sucederá”.