La histórica tensión entre India y Pakistán escaló dramáticamente este miércoles luego de que las Fuerzas Armadas indias lanzaran un ataque con misiles contra territorio pakistaní, en represalia por un reciente atentado que dejó 26 muertos en la región de Cachemira. Según confirmó Nueva Delhi, fueron atacados nueve emplazamientos que habrían servido como base para grupos terroristas.
El operativo, bautizado “Operación Sindoor”, apuntó a campamentos ubicados tanto en la Cachemira administrada por Pakistán como en la ciudad de Bahawalpur, en la provincia de Punjab. Autoridades pakistaníes, por su parte, reportaron al menos tres muertos tras los bombardeos y calificaron la acción como una “atroz provocación” que, aseguraron, “no quedará sin respuesta”.
Los ataques se produjeron apenas días después de que India acusara a Islamabad de estar detrás del brutal atentado en Pahalgam, donde un comando armado abrió fuego contra turistas. El grupo extremista Lashkar-e-Taiba, de origen pakistaní y catalogado como terrorista por la ONU, habría estado involucrado en la organización del ataque.
En medio del recrudecimiento del conflicto, tanto la ONU como varios países de la región hicieron llamados urgentes a la calma. El Secretario General de Naciones Unidas advirtió que “el mundo no puede permitirse una confrontación militar entre dos potencias nucleares”.
Desde el gobierno indio defendieron la ofensiva alegando que se trató de una operación “concentrada, mesurada y sin escaladas innecesarias”. Recalcaron que evitaron atacar instalaciones militares para reducir el riesgo de una guerra abierta.
No obstante, las amenazas de represalias y las recientes pruebas de misiles por parte de Pakistán alimentan el temor de un conflicto mayor. A este clima de máxima tensión se sumó la decisión de India de suspender su participación en el Tratado de las Aguas del Indo, poniendo en riesgo el suministro vital para Pakistán y elevando aún más el tono de la crisis.
Mientras tanto, la diplomacia internacional intenta evitar una catástrofe: el canciller iraní Abbas Araghchi, tras visitar Islamabad, llegará a Nueva Delhi en un intento de mediación. La paz en Cachemira pende de un hilo, y el mundo observa con alarma el desarrollo de los acontecimientos.