“Siempre pensé que los políticos eran horribles y despreciables, pero la realidad es que son mucho peor”. Con esa afirmación comenzó el presidente Javier Milei su entrevista con el historiador británico Niall Ferguson, publicada este martes por The Free Press y realizada la semana pasada en Casa Rosada. Durante el encuentro, el mandatario repasó su visión sobre la política argentina, los avances económicos de su gestión y las próximas reformas que planea implementar.
Milei fue enfático al señalar: “Nuestro objetivo es convertirnos en el país más libre del mundo, y las reformas de segunda generación son la fiscal, laboral y una mayor apertura al mundo en términos de comercio”.
El presidente detalló el orden en que planea implementar esas transformaciones: “En primer lugar, reduciré los impuestos, ya que eso nos hará más competitivos y fomentará el crecimiento. Luego, haré que el mercado laboral sea más competitivo en consonancia con la reforma fiscal, lo que permitirá la creación de nuevos puestos de trabajo con mejores salarios, lo que a su vez me permitirá abrir la economía sin generar desempleo”.
Además, reafirmó lo que considera las tres vías fundamentales del cambio: gestión, competitividad y cultura. “El déficit fiscal era del 15% del PBI, la inflación era del 1,5% diario. El gasto público cayó un 30%. Estos logros son condición necesaria pero no suficiente. Deben ir acompañados de la guerra cultural. Si no, cuando termine el gobierno todo se desvanece”, aseguró.
En términos económicos, el presidente remarcó indicadores que, según su perspectiva, marcan un cambio estructural: “En el primer trimestre de 2025, la economía creció un 5,7%, y en el segundo trimestre cerca del 8%. La tasa de pobreza bajó más de 22 puntos porcentuales; hemos sacado a unos 11 millones de personas de la pobreza y 2 millones de niños ya no son pobres”.
Milei atribuyó parte del impulso de su proyecto político a la juventud, que, según él, “fue la primera en impulsar el movimiento liberal-libertario en Argentina, porque los jóvenes se rebelan contra el statu quo y han estado menos expuestos al adoctrinamiento de la educación pública”. También destacó el rol clave de las redes sociales, especialmente durante la pandemia.
En cuanto a la política internacional, Milei remarcó que “no basta con la teoría económica; hace falta comprender la geopolítica”. En esa línea, afirmó compartir con Donald Trump el rechazo al socialismo y al movimiento woke, aunque reconoció diferencias en materia comercial.
“Ambos nos enfrentamos al mismo enemigo, que es el socialismo de diferentes tipos, ya sea comunista o woke. Ahora bien, no se puede aplicar la teoría económica en el vacío. También hay que entender la geopolítica”, sostuvo.
Y agregó una advertencia en ese sentido: “Podría abrir el comercio y ser verdaderamente radical, al estilo de Adam Smith. Pero, ¿te daría igual quién se quedara al mando de toda la producción mundial de uranio? ¿Estarías tranquilo si toda la producción de uranio estuviera en manos de Corea del Norte o Irán? Por lo tanto, los modelos [comerciales de los economistas] no solo son muy rudimentarios en cuanto a la incorporación de preferencias, sino que tampoco tienen en cuenta el riesgo, la intertemporalidad ni la geopolítica”.
Sobre el futuro del orden mundial, Milei pronosticó un escenario dividido en bloques regionales: “Estados Unidos liderará las Américas, China Asia y Rusia por su cuenta. Europa, por la contaminación intelectual del wokeismo, está en situación compleja”.
“Lo que veo es un mundo que seguirá agrupándose en segmentos regionales. Estados Unidos tendrá el liderazgo en la región de América, China liderará Asia y Rusia seguirá su propio camino. Pero la situación en Europa, en vista de la contaminación intelectual del wokeismo, es bastante compleja”, amplió.
El presidente también defendió su alineamiento con Israel, al que considera un bastión de los valores del capitalismo y la tradición judeocristiana. “Nuestro estándar de acción en política pública está basado en la moralidad y en la ética judeocristiana”, afirmó.
Y concluyó con una visión crítica sobre el futuro europeo: “La historia demuestra que Israel ha soportado todo tipo de aberraciones porque combina la vida material con la vida espiritual. Por lo tanto, no podrán destruir Israel. Pero para aquellos que no tienen una base espiritual, la agenda posmarxista contaminará todos los sectores de la sociedad, lo que finalmente conducirá a la desaparición de Europa tal y como la conocemos”.