Luego de casi tres semanas de creciente tensión, que culminaron en una jornada de ataques masivos contra objetivos militares, India y Pakistán acordaron este sábado un alto el fuego inmediato, tras una mediación diplomática impulsada por Estados Unidos. El saldo de la escalada fue de aproximadamente un centenar de muertos, lo que convierte al conflicto en el episodio más grave entre ambas naciones en lo que va del siglo.
Ambos gobiernos confirmaron el cese de hostilidades pocos minutos después del anuncio de la Casa Blanca, en una acción aparentemente coordinada, aunque ninguno reconoció oficialmente el rol estadounidense. El secretario de Estado Marco Rubio detalló que las conversaciones bilaterales continuarán en una sede neutral.
Desde Nueva Delhi, se confirmó que los directores generales de Operaciones Militares de ambos países se reunirán el próximo 12 de mayo a las 12:00 hora india (6:30 GMT) para profundizar los compromisos alcanzados.
Breve conflicto al borde de la guerra
El acuerdo se firmó tras una jornada crítica en la que ambos países intercambiaron misiles y drones, en una escalada no vista desde el conflicto de Kargil en 1999. Las hostilidades se dispararon a partir del ataque del 22 de abril en Pahalgam, en la Cachemira india, donde 26 turistas —en su mayoría indios— fueron asesinados. Nueva Delhi acusó a Islamabad de facilitar el atentado, aunque Pakistán lo negó rotundamente y exigió pruebas, que hasta el momento no fueron presentadas.
Este sábado, Pakistán lanzó la “Operación Bunyanun Marsoos” (Muro de Hierro), con ataques dirigidos a bases aéreas indias. India reconoció daños limitados en instalaciones de Udhampur, Pathankot, Adampur y Bhuj, y respondió atacando seis localizaciones militares en territorio paquistaní. Según ambos gobiernos, no hubo bajas militares directas, pero se registraron al menos 16 muertes civiles en la región de Cachemira, divididas entre ambos lados de la Línea de Control.
Llamados a la moderación y rol internacional
Previo al alto el fuego, líderes mundiales como Arabia Saudí, China y los países del G7 urgieron a la desescalada. Aunque la tregua fue celebrada como un éxito diplomático, la tensión persiste. El comodoro Raghu R. Nair, vocero de la Armada india, advirtió que cualquier nueva provocación recibirá una respuesta contundente.
Con esta tregua, la región gana un respiro, pero los analistas coinciden en que la fragilidad del acuerdo exigirá vigilancia, compromiso y presión internacional sostenida para evitar una nueva confrontación entre dos potencias nucleares.