Estados Unidos continuará operando con dos grupos de ataque de portaaviones en Medio Oriente, una decisión inusual en tiempos recientes, pero motivada por la necesidad de contener las acciones ofensivas de los hutíes en Yemen. Según confirmaron fuentes del Departamento de Defensa, el secretario Pete Hegseth ordenó que el portaaviones USS Harry S. Truman permanezca una semana más en la región, acompañando al USS Carl Vinson, que ya se encuentra operando en el Golfo de Adén.
La medida responde a una solicitud del general Erik Kurilla, jefe del Mando Central (CENTCOM), en el marco de la “Operación Rough Rider”, una campaña que el presidente Donald Trump lanzó el 15 de marzo con la promesa de aplicar una “fuerza letal abrumadora” contra los insurgentes. Desde entonces, EE.UU. ha llevado a cabo más de 1.000 ataques contra objetivos hutíes en Yemen, aunque los detalles sobre los blancos alcanzados se mantienen en reserva.
El Truman opera actualmente en el Mar Rojo, acompañado por dos destructores y un crucero, mientras que el Carl Vinson —con base en San Diego— fue desplegado hace semanas para ampliar la presencia militar estadounidense en el corredor marítimo más afectado por los ataques. El Pentágono planea que el grupo del Truman regrese a Norfolk, Virginia, a finales de este mes, si no se emite una nueva prórroga.
Los hutíes, alineados con Irán, han protagonizado una serie de ataques con drones y misiles contra buques comerciales y militares desde noviembre de 2023. Al menos 100 embarcaciones fueron agredidas, dos de ellas hundidas y cuatro marineros murieron. Estas acciones redujeron drásticamente el tránsito comercial por el Mar Rojo, una ruta por la que circula cerca de un billón de dólares en mercancías al año.
Si bien la presencia simultánea de dos portaaviones es una rareza logística por su alto costo operativo, el gobierno estadounidense ya recurrió a esta estrategia en el pasado reciente: en 2024, el USS Dwight D. Eisenhower fue mantenido de manera prolongada en la zona en una de las operaciones navales más intensas desde la Segunda Guerra Mundial.
Por ahora, la ofensiva continúa y el impacto sobre el comercio marítimo y la estabilidad regional sigue siendo motivo de preocupación internacional.