Elon Musk decidió dar un paso al costado en su rol como asesor especial del presidente Donald Trump, poniendo fin a una etapa de colaboración directa con el gobierno estadounidense. La noticia se conoció este miércoles a través de un mensaje publicado en la red social X, donde el empresario expresó su agradecimiento por la oportunidad, pero dejó en claro su malestar con las decisiones fiscales impulsadas por la actual gestión.
“Mi tiempo como Empleado Especial del Gobierno concluye, y agradezco la posibilidad de haber contribuido a reducir el gasto innecesario”, escribió Musk, en un comunicado donde también destacó el futuro del DOGE (Departamento de Eficiencia Gubernamental), una iniciativa que él mismo lideró con el objetivo de optimizar el uso de los recursos públicos.
❌ Tensiones con el Ejecutivo
La renuncia del CEO de Tesla y SpaceX llega apenas un día después de que cuestionara abiertamente el proyecto estrella de Trump en materia económica. Musk calificó la ley fiscal promovida por la Casa Blanca como una “decepción”, afirmando que incrementa el déficit y contradice los principios de austeridad que intentó implementar desde el DOGE.
En una entrevista con la cadena CBS, el empresario criticó duramente la iniciativa: “Es un plan que combina recortes impositivos mal dirigidos con gastos desmedidos. Es difícil llamarlo grande y hermoso a la vez”, sostuvo, en referencia a cómo lo promociona Trump.
🏛️ Un legado incompleto
Durante su paso por la administración, Musk intentó impulsar una ambiciosa reforma del gasto público con la meta inicial de reducir en dos billones de dólares el presupuesto federal. Sin embargo, los avances fueron modestos: la cifra final de recortes alcanzó los 150 mil millones, tras enfrentar una fuerte resistencia política y una batería de litigios internos.
“El tamaño y la complejidad de la burocracia son mucho peores de lo que imaginaba”, confesó recientemente al Washington Post. “Me enfrenté a una estructura enquistada que se resiste al cambio real”.
🧢 De aliado clave a figura crítica
La relación entre Musk y Trump comenzó con entusiasmo. El empresario apoyó financieramente la campaña del exmandatario, asistió a actos oficiales y hasta permitió que Tesla exhibiera sus vehículos frente a la Casa Blanca durante un mal momento comercial. Sin embargo, el vínculo parece haberse enfriado con el tiempo.
“Creo que ya cumplí mi parte en este ámbito”, declaró Musk en su última aparición pública. En contraste, desde el Congreso, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, agradeció el trabajo realizado por el DOGE y se mostró dispuesto a retomar sus recomendaciones.
La salida de Musk representa un golpe simbólico para la administración Trump, que pierde a uno de sus rostros más mediáticos y disruptivos en medio de un año clave para la política estadounidense. ¿Será este el fin de su incursión en la vida pública, o solo una pausa estratégica?