La provincia de Santa Fe celebró este domingo las elecciones generales para definir 19 intendencias y renovar 65 Concejos Deliberantes. En un contexto de baja participación que generó preocupación en el arco político, el gobernador Maximiliano Pullaro destacó el triunfo del oficialismo en la capital santafesina, aunque no pudo evitar la derrota en Rosario.
En la ciudad de Santa Fe, la lista de Unidos para Cambiar Santa Fe —liderada por María del Carmen Luengo— logró imponerse con el 32,70% de los votos. En segundo lugar quedó Pedro “El Profe” Medei, de Más para Santa Fe, con el 24,95%, y tercera se ubicó La Libertad Avanza, con el 23,36%. En total, la participación apenas superó el 46%.
En Rosario, la pulseada fue mucho más ajustada. Juan Monteverde, del frente peronista Más para Santa Fe, logró imponerse con el 30,57% de los votos. El periodista libertario Juan Pedro Aleart, representante de La Libertad Avanza, obtuvo el 28,79%, mientras que Carolina Labayru, candidata del oficialismo provincial, quedó tercera con el 25,64%. La participación fue una de las más bajas en la historia reciente: apenas votó el 48,32% del padrón.
A nivel general, la jornada estuvo marcada por una concurrencia histórica a la baja. Según datos oficiales del Tribunal Electoral, solo votó el 52% del electorado, un número inferior incluso al de las elecciones de convencionales constituyentes del 13 de abril pasado, que ya habían marcado un piso preocupante del 55,4%.
Pablo Ayala, secretario electoral de la provincia, explicó que la baja participación era esperada y que “la gente se manifiesta de esta manera”. Además, reconoció que “hubiésemos querido que vaya más gente” y comparó el escenario actual con el de 2001, donde el voto en blanco fue protagonista.
“El problema de fondo es que la gente no fue a votar. En 146 localidades ya estaba definido el presidente comunal, y en una, el intendente, lo que influyó claramente en la apatía”, analizó el gobernador Pullaro, quien igualmente celebró que “sobre 304 localidades computadas, 247 las ganó Unidos para Cambiar Santa Fe, 42 Más para Santa Fe y 4 La Libertad Avanza”.
“Demostramos que no solo nos eligen para gobernar, sino también para legislar en la mayoría de los pueblos y ciudades”, añadió Pullaro, quien agradeció a los votantes y subrayó la consolidación de su espacio político.
Con el 99,2% de las mesas escrutadas, Monteverde fue confirmado como el candidato más votado a concejal en Rosario. Pullaro reconoció el resultado, pero afirmó que “podría ser un triple empate” en cantidad de bancas: “Casi logramos meter la misma cantidad que las otras dos fuerzas, que tenían candidatos conocidos”.
En tanto, en la capital provincial, el oficialismo ratificó su dominio con María del Carmen Luengo a la cabeza. Con el 77,16% de las mesas computadas, la candidata de Unidos lideraba con el 32,85%, seguida por Medei (24,92%) y Cantiani (La Libertad Avanza) con el 23,24%.
En Rafaela, la tercera ciudad más poblada de la provincia, se impuso el peronismo representado por Vale Soltermam, candidata de Monteverde, quien obtuvo el 36,35% de los votos. En segundo lugar quedó el libertario Fabricio Dellasanta con el 29,28%, seguido por Juan Manuel Brusa Scavino, de Unidos, que alcanzó el 23,67%. La participación electoral fue del 52,45%.
En Villa Gobernador Gálvez, cuarta en cantidad de habitantes, el triunfo fue para el peronista Nicolás Ruiz, quien cosechó el 24,43% de los votos. Lo siguieron Tato Bulsicco, de Unidos, con el 22,76%, y la libertaria Pamela Moro, con el 12,78%. En este caso, votó el 46,24% del padrón.
En Reconquista, la quinta ciudad santafesina, también se impuso el peronismo: Juan Pablo Suligoy, del frente Más para Santa Fe, ganó con el 36,67%. En segundo lugar quedó Walter Kreni, de Unidos, con el 30,58%, y tercero Daniel Bailat, de Somos Vida y Libertad, con el 14,84%. La participación alcanzó el 45,85%.
Estas elecciones reflejaron no solo una dura competencia entre las principales fuerzas políticas, sino también un claro mensaje ciudadano sobre la desafección con la política: la participación más baja desde el retorno a la democracia en 1983 —cuando votó el 88,3%— obligando a una profunda autocrítica entre los dirigentes.