El Vaticano confirmó este miércoles la próxima beatificación de Enrique Ernesto Shaw, empresario y laico argentino, luego de que el Papa autorizara la promulgación del decreto correspondiente. La resolución, difundida por la Santa Sede, también abarca a otras once personas reconocidas como mártires de la Guerra Civil española, aunque Shaw se convirtió en el único beato que no está vinculado a ese período histórico.
La decisión papal incluyó la beatificación de once mártires españoles asesinados entre 1936 y 1937 en el marco de la persecución anticristiana. Se trata de nueve seminaristas, un sacerdote diocesano y un laico, todos pertenecientes a las actuales diócesis de Madrid, Getafe y Alcalá de Henares.
Según el comunicado oficial, los religiosos fueron asesinados “por odio a la fe” y una extensa documentación acreditó su disposición a dar la vida sin renunciar a sus convicciones. El Vaticano destacó que, al permanecer junto a sus familias y no ocultarse pese al peligro, su fama de martirio se difundió rápidamente y se mantuvo viva con el paso del tiempo.
Además, el Papa reconoció las virtudes heroicas de tres personas que, a partir de ahora, recibieron el título de venerables: fray Berardo Atonna y sor Domenica Caterina dello Spirito Santo, ambos italianos, y el sacerdote indio Joseph Panjikaran, fundador de la Congregación de las Hermanas Médicas de San José.
La Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), parte actora del proceso, y la Acción Católica Argentina (ACA), coactora de la causa de beatificación y canonización del Venerable Siervo de Dios Enrique Ernesto Shaw, expresaron su “inmensa alegría por la decisión del Papa León XIV de autorizar la promulgación del decreto sobre el milagro atribuido a su intercesión, resolución que abre el camino a su beatificación”.
“La beatificación de Enrique Shaw le brindará al mundo el primer empresario reconocido como un ejemplo de santidad y representa una invitación urgente a humanizar la economía, trabajar por el bien común y defender la dignidad del trabajo”, afirmó Silvia Bulla, presidenta de ACDE.
Por su parte, la titular de la Acción Católica Argentina, Claudia Inzaurraga, sostuvo que “Enrique participó activamente en la Acción Católica y, como tantos ‘santos de la puerta de al lado’, vivió su fe con valentía, compartiendo proyectos y generando comunidad en su entorno laboral y social, una vida que sigue inspirándonos a ser sal y luz en el mundo”.
Quién fue Enrique Shaw

Enrique Shaw no fue sacerdote ni religioso. Fue empresario, esposo, padre de nueve hijos y oficial de la Armada, y su vida, marcada por una coherencia poco habitual, lo convirtió en uno de los próximos beatos argentinos. Nacido en 1921 en el Ritz de París, concibió la empresa de una manera radicalmente distinta: no como una herramienta de lucro, sino como una comunidad de personas. Estaba convencido de que el trabajo debía estar al servicio de la dignidad humana y promovió relaciones laborales basadas en el diálogo, la justicia y el respeto, incluso en contextos de fuerte conflictividad social.
Esa visión se reflejó en decisiones concretas e innovadoras. Fue impulsor del salario familiar en la Argentina, una medida pionera para su tiempo, pensada para que el ingreso del trabajador contemplara no solo la tarea desempeñada, sino también la responsabilidad de sostener una familia. Para Shaw, el salario no podía reducirse a un número abstracto: debía garantizar una vida digna. En 1955, en medio de la persecución religiosa que siguió a la quema de iglesias y al enfrentamiento entre el Estado y la Iglesia, fue detenido por su compromiso público como católico.
El decreto del Vaticano

Shaw fue fundador y primer presidente de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), desde donde impulsó con fuerza la Doctrina Social de la Iglesia en el ámbito económico argentino. Su mensaje era claro y contracultural: la fe y la empresa no solo son compatibles, sino que deben integrarse. A diferencia de otros caminos de santidad, eligió permanecer en el mundo empresarial por discernimiento espiritual. Cuando manifestó su deseo de dejar la empresa para trabajar directamente con los obreros, un sacerdote de la diócesis de Chicago lo exhortó a quedarse, convencido de que su misión era transformar la empresa desde adentro. Un dato que hoy cobra especial relevancia, ya que esa misma diócesis es la de origen del actual Papa León XIV, quien lo definió como “un hombre providencial para nuestros tiempos”.
Siendo aún joven, Shaw enfermó gravemente de cáncer y necesitó transfusiones urgentes. Los obreros de su empresa se ofrecieron espontáneamente a donar sangre para salvarle la vida. El episodio se volvió emblemático y él mismo lo resumió en una frase que trascendió: “Ahora soy feliz, ya que por mis venas corre sangre obrera”. Murió en 1962, a los 41 años.
En abril de 2021, el papa Francisco declaró venerable a Enrique Shaw. En enero de 2025, el milagro atribuido a su intercesión superó la instancia médica y recibió la aprobación de la Comisión Teológica. El 17 de junio, la Comisión de Teólogos aprobó de manera unánime la oración de intercesión y los frutos del milagro atribuido, y este miércoles la comisión de obispos y cardenales del Dicasterio para las Causas de los Santos dio finalmente su parecer favorable.

