Cada 29 de julio, la Argentina celebra el Día de la Cultura Nacional en conmemoración del fallecimiento de Ricardo Rojas, ocurrido en 1957. La fecha fue establecida por decreto en 1982 para destacar la obra de quien supo encarnar, con su vasta trayectoria, la defensa y promoción de los valores culturales argentinos.
¿Por qué Ricardo Rojas?
El decreto que oficializó esta efeméride argumenta que Rojas “representa muy singularmente, en su polifacética y honda personalidad intelectual, diversas manifestaciones culturales y encarna una preocupación argentina de preservar y difundir las características de la cultura nacional”.
Nacido en Tucumán en 1882, Rojas fue periodista, profesor universitario y autor de una obra fundamental en la historia de la literatura argentina. Fundó la primera cátedra de Literatura Argentina en la UBA y un instituto homónimo que aún funciona en la Facultad de Filosofía y Letras. Fue uno de los primeros críticos en revalorizar el “Martín Fierro” como obra fundacional de la literatura nacional.
Entre sus múltiples aportes, impulsó una visión euríndica, que proponía una síntesis estética entre las raíces europeas y americanas. Esa idea se materializó en su casa de Palermo —hoy Museo Casa de Ricardo Rojas—, construida como réplica de la Casa Histórica de Tucumán y actual sede de un importante archivo y biblioteca con más de 25.000 volúmenes y 100.000 documentos.
Una voz para definir la identidad nacional
En su obra “La Historia de la literatura argentina”, Rojas dejó una de sus frases más recordadas:
“La argentinidad está constituida por un territorio, por un pueblo, por un estado, por un idioma, por un ideal que tiende cada día a definirse mejor”.
Esa búsqueda constante de una identidad propia marcó a generaciones de intelectuales y artistas. Para Rojas, la cultura debía nacer del pueblo y expresarse en las provincias, lejos del centralismo porteño, como camino para fortalecer el espíritu nacional.
Un intelectual comprometido
Rojas también fue Premio Nacional de Literatura, embajador en Perú y un defensor de las ideas democráticas. Sufrió persecución política y pasó un período en confinamiento. Sin embargo, jamás abandonó su compromiso con la cultura, el pensamiento y la educación como herramientas de transformación.
Su legado hoy sigue vigente en cada política pública que busca fortalecer la identidad cultural argentina, en cada debate sobre federalismo cultural, y en cada nueva generación que redescubre sus textos.