- CENTRAL Y DI MARIA, UN SÓLO CORAZÓN
El clásico rosarino transitaba la parte final del partido. Central empujaba sin generar peligro, y Newell’s replegado, ya miraba con buenos ojos el empate en Arroyito.
Friccionado, trabado, con poco juego y casi sin situaciones de gol.
Así pasaba un típico clásico, hasta que Di María apareció en el anochecer de Rosario.
Minuto 83. Tiro libre a unos 25 metros del arco leproso y un campeón del mundo que besó la pelota
Todos quienes estábamos mirando el duelo entre los equipos de Holan y Fabianni, intuímos que algo podía pasar.
La comba perfecta que dibujó el zurdazo de “fideo” y se clavó en el ángulo del arco de Newell’s, hizo estallar el delirio en el Gigante de Arroyito.
Tan sólo una acción sirve para comprender que los verdaderos cracks son los que tienen el “angel” de su lado. Por supuesto que esto no es suerte. Simplemente es el aura de los distintos. Y Angel Di María lo es.
El 1-0 inmodificable en los pocos minutos que quedaban para el cierre del partido, sólo forman parte de la historia que envuelve de emoción al pueblo canalla, y atormenta con dureza a los hinchas de Newell’s que asisten a una década oscura en los enfrentamientos con su rival de toda la vida.
Con esta victoria de Central, logra sacarle una diferencia de 21 partidos en el historial. Y esos números en el día a día de las cargadas en la ciudad de Rosario, pesa cada vez más.

- BOCA, DE LA MANO DE PAREDES
Segundo triunfo consecutivo para el xeneize.
Equipo que repitió la formación titular y un andar que empieza a mostrar síntomas de mejoras en el funcionamiento colectivo.
Aunque es inevitable no destacar el salto de calidad que Leandro Paredes le da a este Boca de Russo.
El 2-0 final que logró frente a Banfield en La Bombonera, tuvo en el 5 de la selección argentina, a su principal artífice. Boca ya juega al compás de Leandro. ¡Y lo acertado que está en hacerlo!
Boca ganó bien. Amplio dominador del primer triunfo, generando tres situaciones muy claras para convertir pero sin saber concretarlas. Sobre todo la que tuvo Merentiel mano a mano y no resolvió.
El empate siempre inquieta los ánimos, aunque nadie dudaba los merecimientos que había acumulado un Boca con jugadores que ya empiezan a ser indiscutidos. Caso Pellegrino en la zaga central, bien acompañado por Di Lollo, y Battaglia como complemento a Paredes.
Ratificando la importancia de Aguirre con su velocidad y el mano a mano por el extremo derecho. Más el aporte del siempre esforzado Merentiel.
Aunque faltaba el gol.
Tardó pero llegó.
A los 9 del complemento, Merentiel culminó un buen ataque iniciado en un pase filtrado de Paredes, aprovechando el pique por afuera de Aguirre. Centro atrás del delantero y definición en dos tiempos del uruguayo Miguel.

Boca arriba 1-0 y Banfield obligado a plantarse metros hacia adelante.
Alguna situación que necesitó de buenas respuestas de Marchesín, y algunos ratos de incertidumbre invitaban a creer que el empate del taladro no era tan lejano.
En definitiva, tampoco fue tanto el sufrimiento para Boca.
La noche terminó feliz para los hinchas locales, porque de otro córner de Paredes llegó el segundo gol. El de la tranquilidad.
¡Y fue de Cavani!
Cabezazo inicial de Battaglia al travesaño y el balón que quedó con el arco a disposición para que Edinson se reencuentre con su festejo de arco y flecha en La Bombonera.
No fue un gran partido de Cavani (que había tenido una clara y cabeceó al lado opuesto de donde estaba el arco), pero volver a convertir es para él, y para Boca, una buena noticia que se suma en estos días de calma que vive el conjunto de Russo.
Las victorias llaman a más victorias, es una de las tantas verdades del fútbol.
Boca busca que esa, a partir de ahora, sea su verdad también.