Cinthia Fernández atraviesa uno de los momentos más difíciles de su carrera. Luego de años de trabajo en televisión, en el teatro y sobre todo en redes sociales, la modelo e influencer anunció que dejará de producir contenido digital tras perder su cuenta principal de Instagram, herramienta clave de su actividad profesional.

Todo comenzó cuando su perfil fue hackeado. A pesar de sus intentos por recuperarlo, no tuvo éxito. Decidida a salir adelante, abrió una nueva cuenta y lanzó una propuesta para recuperar seguidores rápidamente: “Regalo 2 millones de pesos si llegamos con esta cuenta a 2 millones de seguidores”, expresó en un video. Y explicó el trasfondo del drama: “Instagram me bajó mi cuenta principal, por la cual muevo mi actividad hace muchísimos años. Fue de manera muy injusta y estoy tratando de rearmarme. De esta red social emanan tres empresas mías: mi local, mi marca de ropa y de maquillajes, y todas las empresas que me contratan gracias a Dios hace años. El daño fue muy profundo y de esto depende el futuro de mis hijas”.
Sin embargo, el esfuerzo tampoco prosperó: Instagram eliminó su video del sorteo y, agotada, decidió bajarse por completo del mundo digital. “Bueno, para terminar de seguir haciéndome mier**. Gracias. ¡Con esto ya cierro mis redes!”, escribió con evidente desazón.
En un mensaje final, Cinthia se despidió de sus seguidores con palabras duras: “Me voy a poner a reconstruir mi vida económica en otro lado. Gracias a todos por el apoyo y a mis enemigos que lograron esto, buena vida. Ojalá laburen la mitad de lo que yo lo hacía. Me jodieron mi vida y la de mis hijas”.
Su historia generó un fuerte impacto en redes y volvió a abrir el debate sobre la seguridad digital y el impacto emocional y económico que implica para quienes viven de su imagen online.