La escritora Alejandra de Antoni acaba de lanzar Cinco crónicas para atravesar oscuridades, una colección de relatos que exploran situaciones difíciles, oscuras y, por momentos, incluso violentas en la vida cotidiana. Cada relato habita un lugar o contexto en específico: el trabajo, la familia, la pareja, la amistad y los excesos. Después de presentarse en la Feria del Libro, conversamos con ella sobre el proceso creativo de su primera obra, su conexión con los lectores y el rol de la oscuridad en nuestras vidas.
—¿En qué aspectos de la vida se focalizan las crónicas?
—En situaciones y contextos cotidianos, familiares. El objetivo de escribir estas historias fue intentar representar cómo la oscuridad y la adversidad forman parte de nuestra vida. Quise demostrar que lo peligroso y lo malo no están siempre lejos, sino que son parte necesaria de nuestro andar. Después está en cada persona que lea las crónicas definir qué hacer con eso y analizar qué tan “reales” son.
—¿Va dirigido hacia una franja etaria o segmento particular?
—No tuve un público en particular en mente al escribirlas. De hecho, al principio ni siquiera pensé en publicarlas. Sin embargo, las recomendaría para personas a partir de los 16 años, por el contenido crudo de algunos relatos. Recibí reacciones de personas de distintas edades y contextos, y cada quien encontró algo con lo que identificarse.
—¿Cuánto tiempo te llevó escribir tu primera obra? ¿Recibiste ayuda de algún corrector?
—El proceso fue tan loco como breve. La idea surgió a fines de noviembre de 2023, y para fines de enero de 2024 ya estaban las cinco crónicas escritas. Al principio, solo las compartí con personas de confianza, sin intención de publicarlas. Fue en febrero de 2024 cuando, tras recibir comentarios de lectores, empecé a considerar seriamente la publicación. No hubo proceso formal de corrección: simplemente el impulso de quienes leyeron las crónicas cuando aún eran un PDF de WhatsApp.
—¿El libro contiene imágenes o ilustraciones internas?
—No, la única imagen es la del arte de tapa.
—¿El diseño de la portada fue idea tuya?
—Sí. La imagen de portada fue creada por un amigo, Javier Ruiz, dibujante y tatuador. Yo le propuse la idea y él la plasmó.
—¿Cómo fue tu conexión con la editorial?
—Busqué editoriales chicas que apoyaran autores independientes. Así llegué a Editorial Dunken, que lleva 30 años acompañando a autores nuevos. Me apoyaron en todo el proceso de publicación, pero la edición y corrección estuvo 100% a mi cargo.
—¿Contás con algún plan de marketing en redes o medios electrónicos para difundirlo?
—Sí. Estoy trabajando en mi perfil de Instagram y además tengo un pequeño equipo de redes y prensa que me ayuda a difundir el libro de a poco.