En declaraciones a Radio Rivadavia, Marcelo Pasciutto, director del Grupo Dota, advirtió que el sistema de transporte público atraviesa una de las peores crisis de su historia, marcada por la desinversión, la antigüedad de las unidades y la falta de planificación sostenida por parte del Estado. “El boleto debería valer 1.500 pesos para cubrir los costos reales del servicio”, afirmó.
Pasciutto detalló que muchas unidades superan los diez años de antigüedad permitidos por ley y que las empresas del sector están patrimonialmente debilitadas, lo que impide renovar la flota o mejorar la calidad del servicio. También criticó el rol de los gremios: “Los salarios de los choferes están muy por debajo de la inflación por la pasividad sindical durante los últimos gobiernos”.
El empresario apuntó contra la falta de un plan nacional de transporte que permita una transición a largo plazo hacia tecnologías más eficientes, como los colectivos a gas. “Cada vez que cambia el secretario de Transporte, cambia la estrategia. Se necesita una política sostenida a quince años”, sostuvo. En ese sentido, reclamó una reestructuración profunda del sistema que no implique despidos, pero sí una optimización de los recursos.
En medio del conflicto salarial por el reclamo gremial de llevar los sueldos a dos millones de pesos, Pasciutto remarcó que la negociación se da en un contexto de acefalía, ya que el secretario de Transporte saliente, Franco Mogetta, aún no fue reemplazado. “Los que están hoy al frente del área son los mismos que generaron esta crisis”, denunció.
Respecto al financiamiento del sistema, advirtió que hoy se cobran unos $600 menos por pasaje respecto al costo real. “El sistema está vencido. No se pueden seguir subsidiando ineficiencias ni con el dinero del Estado ni con el bolsillo de los usuarios”, señaló, y calificó como “insólito” que se haya discutido recientemente un bono de $40.000 en un contexto tan crítico.
A pesar del panorama, Pasciutto se mostró dispuesto a colaborar con las autoridades si fuera convocado. Destacó casos como el de la línea 60, que logró una reestructuración con buenos resultados, y llamó a “usar la capacidad de gestión para modernizar el sistema” en lugar de seguir dependiendo del “papá Estado” o el “mamá pasajero”.