El papa León XIV clausuró el Jubileo de los Jóvenes con una misa multitudinaria en Tor Vergata, a las afueras de Roma, que reunió a más de un millón de personas provenientes de 146 países. En ese marco, el Pontífice pronunció un emotivo mensaje de esperanza y solidaridad con los jóvenes que sufren las consecuencias de la violencia y los conflictos armados.
“Estamos con los jóvenes de Gaza. Estamos con los jóvenes de Ucrania, con los de todas las tierras ensangrentadas por la guerra”, expresó con firmeza, poco antes de rezar el Ángelus. “En comunión con Cristo, nuestra paz y esperanza para el mundo, estamos más cerca que nunca de los jóvenes que sufren los males más atroces, causados por otros seres humanos”, añadió, despertando un profundo silencio entre los presentes.
El Santo Padre también dirigió palabras de aliento a las nuevas generaciones: “Mis jóvenes hermanos y hermanas, ustedes son un signo de que un mundo diferente es posible, un mundo de fraternidad y amistad, donde los conflictos no se resuelven con las armas, sino con el diálogo”.
León XIV habló en italiano, español e inglés, animando a los peregrinos a llevar el mensaje de Cristo a todos los rincones del mundo. “Con su amor, con su perdón, con el poder de su Espíritu. Queridos amigos, unidos a Jesús darán mucho fruto, serán sal de la tierra, luz del mundo, serán semillas de esperanza dondequiera que vivan”, exhortó.
Durante la ceremonia, el Papa también recordó con emoción a dos jóvenes peregrinos, María y Pascual, procedentes de España y Egipto, que fallecieron durante el encuentro. Además, agradeció a todos los obispos, sacerdotes, religiosos, educadores y fieles que colaboraron con la organización y que acompañaron espiritualmente el evento.
En medio de los cantos “Esta es la juventud del Papa” y “Papa León”, el Pontífice volvió al escenario ya sin vestiduras litúrgicas para brindar un saludo final. Agradeció a cada joven por su participación y pidió que llevaran el entusiasmo vivido a quienes no pudieron asistir: “En muchos países fue imposible partir; hay lugares donde los jóvenes no pueden, por razones que conocemos. Lleven esta alegría, este entusiasmo, a todo el mundo”.
En ese mismo acto, León XIV hizo un anuncio clave: la próxima Jornada Mundial de la Juventud se realizará en Seúl, Corea del Sur, del 3 al 8 de agosto de 2027, bajo el lema: “Ánimo, yo he vencido al mundo”. Será la segunda vez en la historia que Asia alberga este evento, luego de la edición de Manila en 1995, que sigue siendo la de mayor convocatoria, con más de cinco millones de personas.

“La peregrinación de esperanza de los jóvenes continúa y nos llevará a Asia. Renuevo la invitación que el papa Francisco hizo en Lisboa hace dos años”, afirmó el Papa, saludando especialmente a los jóvenes coreanos presentes en la celebración.
León XIV concluyó la jornada recorriendo en automóvil descapotable la explanada de Tor Vergata, lugar simbólico que ya había sido escenario de la JMJ en el año 2000, antes de regresar al Vaticano en helicóptero.


De este modo, con una emotiva despedida y un nuevo llamado a la esperanza, la Iglesia católica cerró uno de los eventos más significativos del Año Santo, dejando la mirada puesta en 2027 y en la juventud del mundo entero.