Cada 20 de septiembre se celebra en Argentina el Día del Jubilado y Jubilada, fecha que recuerda la sanción en 1904 de la primera ley previsional (Ley 4.349) que instituyó la protección estatal para empleados públicos retirados. El 20 de septiembre de 1904, durante la presidencia de Julio Argentino Roca, se sancionó la Ley Nacional N° 4.349, que marca el inicio formal de la jubilación estatal en Argentina.
Esa normativa estableció la creación de la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones Civiles, orientada inicialmente a los empleados públicos, funcionarios y agentes civiles del Estado nacional.
Hasta ese momento, el retiro pasivo dependía de asociaciones de socorros mutuos u otras formas menos institucionalizadas. La Ley 4.349 representó un cambio de paradigma: el Estado como garante de un ingreso para quienes cumplían determinada edad o servicio público.

Evolución del sistema previsional en Argentina
De quiénes dependía y cómo se expandió
Aunque la Ley 4.349 cubría solo a trabajadores estatales al principio, con el paso del tiempo los beneficios se fueron extendiendo a otros sectores laborales: gremios, empleados privados, actividades diversas.
Evoluciones importantes del sistema incluyen:
- El modelo de reparto impulsado durante el gobierno de Juan Domingo Perón, que cambió la lógica del financiamiento para que lo recaudado de los activos subsidiara a los jubilados, en vez de depender sólo de fondos acumulados individuales.
- Las reformas durante los años 90, que incluyeron la creación del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIJP) y la participación de AFJP- privadas.
- En 2008, la vuelta a un sistema público y obligatorio mediante la Ley 26.425, que reinstauró el sistema de reparto como esquema central del sistema previsional.
Requisitos y regímenes actuales
Hoy en Argentina, para jubilarse bajo el régimen común se exigen ciertos requisitos básicos:
- Edad mínima: 60 años para mujeres, 65 para hombres.
- Años de aportes: habitualmente alrededor de 30 años de aportes para acceder al beneficio.
Además, existen regímenes especiales (por ejemplo para trabajadores con discapacidad, personas que trabajaron en condiciones difíciles o tareas penosas, personal de fuerzas de seguridad, etc.), los cuales tienen condiciones diferenciadas de edad o aportes.
Qué significa el Día del Jubilado hoy
Reconocimiento social
El Día del Jubilado/a no es una mera efeméride: es una fecha de reconocimiento hacia quienes dedicaron décadas al trabajo, para muchas generaciones que sostuvieron instituciones, servicios públicos, empresas privadas y comunidades enteras.
Más allá del rol económico, los jubilados y jubiladas representan memoria, valores de esfuerzo, compromiso y solidaridad intergeneracional.

Desafíos reales en la vida diaria
Para muchos jubilados, este reconocimiento convive con dificultades concretas:
- Inflación que erosiona el poder adquisitivo de los haberes.
- Costos crecientes de servicios de salud, medicamentos, movilidad, vivienda.
- A veces trámites burocráticos complicados o demoras en la actualización de haberes.
- Problemas de acceso real a una vida digna, lo que incluye participación social, recreación, inclusión digital, transporte adaptado, etc.
En varios medios se reporta que los aumentos jubilatorios no siempre acompañan la inflación real, lo que genera pérdida de bienestar para grandes sectores de jubilados.
Las políticas públicas y el rol del Estado
El sistema previsional argentino depende de decisiones políticas: de la fórmula de movilidad jubilatoria, de los presupuestos asignados, de la política de subsidios, de la protección social complementaria (ej: PAMI, atención médica, programas sociales).
También es clave el control del Estado para garantizar que los jubilados perciban el derecho otorgado por la ley, que se cumplan las reglamentaciones y que no haya discriminaciones.
Retos estructurales, económicos y sociales
Sustentabilidad del sistema previsional
Uno de los grandes debates es cómo garantizar en el largo plazo que los fondos previsionales puedan cubrir los haberes jubilatorios, en contextos de:
- envejecimiento de la población
- menor proporción de trabajadores activos aportando vs jubilados cobrando
- crisis fiscales, inflación, devaluaciones, inflación de costos médicos y farmacéuticos
Movilidad de haberes y protección frente a la inflación
Las jubilaciones deben actualizarse de modo que mantengan el poder adquisitivo, algo que históricamente ha sido difícil con inflación alta y variaciones frecuentes en el costo de vida.
Hay reclamos sociales permanentes para que las fórmulas de actualización sean claras, previsibles, justas.
Inclusión de sectores vulnerables
Personas mayores que no pudieron hacer aportes suficientes, trabajadores informales, personas con discapacidad, mujeres con interrupciones en su vida laboral, migrantes, etc. Esos grupos suelen tener jubilaciones bajas o enfrentar barreras para acceder al sistema.
Calidad de vida en el retiro
Hacer que la jubilación no sea solo un retiro del trabajo, sino que permita una vida digna:
- acceso a salud de calidad
- vivienda adecuada
- recreación, cultura, espacios sociales para mayores
- acompañamiento psicológico, servicios gerontológicos
Datos recientes y situación actual
Mientras los jubilados esperan mejoras, algunos indicadores llaman la atención:
- En muchos medios se informa que los haberes mínimos, los bonos complementarios, los reintegros son temas conflictivos entre jubilados y el Estado.
- Se multiplican las movilizaciones, reclamos y protestas por ajustes o porque los ingresos no alcanzan para pagar medicamentos, servicios, transporte, energía eléctrica, calefacción, etc.
- Además, las provincias pueden tener normativas de aplicación diferente, lo que genera desigualdad territorial en cómo se vive la jubilación.
Significado simbólico y humano
La jubilación como etapa de vida
La jubilación debiera verse no como un final, sino como una etapa con derechos propios: descanso, ocio, transmisión de experiencia, participación social, cuidado y reconocimiento.
Para muchas personas es un momento de transición difícil (cambios de rutina, de ingresos, de roles familiares), lo que hace que el acompañamiento (político, social, comunitario) sea fundamental.
Memoria histórica y conciencia colectiva
El hecho de que exista un día nacional que recuerde la sanción de la primera ley previsional no solo sirve para celebrar, sino para mantener viva la memoria de conquistas que muchas veces se dan por sentadas.
También para alimentar la conciencia de que los derechos no están garantizados si no hay ciudadanía activa, política, sindicatos, organizaciones sociales que lo reclamen.
Qué acciones reclaman los jubilados y jubiladas
- Fórmulas de movilidad previsional claras, protegidas por ley y que respondan realmente a la inflación.
- Garantías en salud: medicamentos, atención médica, servicios domiciliarios.
- Subsidios o tarifas especiales para mayores (servicios, transporte, energía, gas).
- Transparencia y celeridad en trámites jubilatorios.
- Protección legal de los jubilados frente a cambios legislativos o recortes.
- Políticas de inclusión social y cultural para mayores.
Conclusión: conmemorar para mejorar
El Día del Jubilado/a (20 de septiembre) es más que una fecha histórica: es un llamado permanente a la reflexión y la acción. Reconoce los derechos adquiridos, pero evidencia también las deudas que la sociedad y el Estado aún tienen con quienes trabajaron toda una vida.
Celebrar el 20 de septiembre requiere visibilizar el valor humano detrás de cada haber, exigir justicia previsional, acompañamiento social y soñar con una jubilación que sea digna, activa y con bienestar.