El Senado de Estados Unidos se reunió este domingo en una inusual sesión extraordinaria con el objetivo de destrabar el cierre parcial del gobierno federal, que lleva 40 días y amenaza con impactar de lleno en el crecimiento económico del país durante el último trimestre de 2025.
El líder de la mayoría republicana, John Thune, anunció que la Cámara permanecerá en funciones “el tiempo que sea necesario” hasta lograr un consenso que permita reabrir el gobierno. “Nos mantendremos en sesión hasta que el gobierno vuelva a funcionar”, afirmó el legislador al ingresar al Capitolio.
Los senadores trabajan sobre un paquete de tres leyes de asignaciones presupuestarias de largo plazo, que incluiría una extensión de los fondos federales y la incorporación del llamado “minibus”, el conjunto de leyes presupuestarias impulsado previamente por la Cámara de Representantes. La intención es someter la medida a votación en el mismo día, aunque no había un cronograma confirmado al inicio de la jornada.
El paquete, sin embargo, ha sido rechazado en 14 votaciones anteriores, al no alcanzar los 60 votos necesarios para avanzar. Thune confía en que el nuevo texto permita finalmente superar el bloqueo legislativo. Esta sesión dominical es la segunda fuera del calendario regular en lo que va del año y la número 70 desde 1861.
“Ha habido muchas negociaciones y, llegado un punto, lo único que queda por hacer es votar. Creo que estamos muy cerca”, sostuvo el senador Mike Rounds, republicano por Dakota del Sur, sobre la posibilidad de un acuerdo inminente.
De acuerdo con Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, el prolongado cierre ya provocó consecuencias graves y podría afectar aún más la economía estadounidense. “Goldman Sachs calculó que el shutdown costaría alrededor del 1,5% del PIB, pero esa cifra podría quedarse corta si la parálisis continúa unas semanas más”, explicó en declaraciones a CBS.
El impacto también se siente en el transporte aéreo y la asistencia social. La falta de controladores ha derivado en cancelaciones de vuelos, mientras que los recortes presupuestarios complican la distribución de ayuda alimentaria a los sectores más vulnerables.
El origen del conflicto radica en la falta de acuerdo entre demócratas y republicanos sobre las partidas del presupuesto federal, especialmente en materia de salud.
Durante el fin de semana, el presidente Donald Trump volvió a criticar el sistema sanitario aprobado bajo la administración de Barack Obama y los subsidios federales destinados a las aseguradoras médicas. “La estafa de Obamacare beneficia directamente a sus aliados en la industria de los seguros, que se enriquecen a costa del pueblo estadounidense”, publicó el mandatario en su red Truth Social.
Trump también propuso redirigir esos fondos hacia las cuentas de ahorro para la salud de los ciudadanos. El viernes, los demócratas ofrecieron reabrir el gobierno a cambio de extender por un año los créditos fiscales para la atención médica, pero la propuesta fue rechazada por el bloque republicano.
La distancia entre ambos partidos sigue siendo amplia, principalmente en torno a la financiación del sistema de salud y las condiciones del gasto social. Mientras tanto, el Senado permanece en sesión continua en busca de un acuerdo que permita poner fin al cierre gubernamental más prolongado en años y mitigar su creciente impacto económico.








