El Papa León XIV renovó este domingo su llamado urgente a un alto el fuego inmediato en Ucrania. Tras la oración del Ángelus en la Plaza de San Pedro, el Pontífice condenó los recientes bombardeos en Kiev, que provocaron varias muertes, e instó a los responsables a “renunciar a la lógica de las armas y emprender el camino de la negociación y la paz, con el apoyo de la comunidad internacional”.
Con tono enérgico, pidió a los fieles no “ceder a la indiferencia” frente al sufrimiento causado por la guerra y subrayó: “La voz de las armas debe callar, mientras debe alzarse la voz de la fraternidad y la justicia”.
Condena al tiroteo en una escuela católica de Estados Unidos
En su mensaje, León XIV también se refirió a la tragedia ocurrida en la ciudad estadounidense de Minneapolis, donde un ataque armado durante una misa en la Escuela Católica de la Anunciación dejó dos menores fallecidos y 17 heridos, la mayoría de ellos niños.
“Rezamos por los innumerables niños que mueren y resultan heridos cada día en todo el mundo. Roguemos a Dios que detenga la pandemia de armas, grandes y pequeñas, que infecta nuestro mundo”, expresó el Papa, al tiempo que lamentó la violencia que afecta incluso a espacios de fe y de comunidad.
La atacante, identificada como Robin Westman, exalumna de la institución, disparó más de un centenar de rondas antes de quitarse la vida. La conmoción llevó a estudiantes y familias a realizar vigilias en honor a las víctimas.
Reflexión sobre otras tragedias y el llamado a la solidaridad
El Santo Padre también dedicó un momento a recordar el naufragio frente a las costas de Mauritania, donde más de 50 personas perdieron la vida. Aseguró que esta catástrofe “se repite cada día en todo el mundo” y pidió que sea un recordatorio para “acoger al extranjero”, evocando las palabras del Evangelio: “Fui forastero y me acogisteis” (Mt 25,35).
Además, recordó que este lunes 1 de septiembre se celebrará la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que este año tiene como lema “Semillas de paz y esperanza”. Invitó a los creyentes a renovar su compromiso con el cuidado de “nuestra casa común”, remarcando que se trata de una misión “más importante y urgente que nunca”.
Llamado a la humildad y a una cultura del encuentro
En la misma alocución, el Papa reflexionó sobre los desafíos de la vida cotidiana, advirtiendo que muchas veces se convierte en una competencia desmedida por el reconocimiento.
“Pidamos hoy que la Iglesia sea para todos un taller de humildad, esa casa en la que siempre se es bienvenido, donde los puestos no se conquistan”, afirmó ante miles de fieles congregados en el Vaticano.
León XIV concluyó su mensaje recordando que la verdadera libertad nace de la humildad y que cada persona posee una dignidad que “brilla por sí sola” cuando, en lugar de servirse de las situaciones, aprende a servir.