Las imágenes estremecedoras de Evyatar David, un rehén israelí de 24 años, volvieron a sacudir la opinión pública mundial. En el video divulgado por las Brigadas Al Qasam, el brazo armado de Hamas, el joven aparece en condiciones físicas alarmantes, dentro de un estrecho túnel subterráneo en Gaza, donde afirma estar cavando su propia tumba.
David fue secuestrado el 7 de octubre de 2023 durante el brutal ataque perpetrado por milicianos palestinos contra el festival de música Nova, en el sur de Israel. Desde entonces, su paradero era incierto hasta que, este fin de semana, el grupo terrorista difundió el material audiovisual con un mensaje claro: “Solo un alto el fuego puede traerlos de vuelta con vida”.
En las imágenes, David se muestra exhausto, con barba crecida y visiblemente desnutrido. Su voz, quebrada, narra la escasez de alimentos y la falta de atención médica que padece desde hace meses. Con un calendario en mano, detalla que su dieta se reduce a legumbres cada dos o tres días, y que ha pasado largas jornadas sin probar bocado. En un momento del video, se desploma junto a una pala, tras suplicar por una tregua que le permita reencontrarse con su familia.
“Estoy cavando mi propia tumba”, dice con resignación ante la cámara. El video fue aprobado inicialmente por su familia como imagen fija, luego como fragmento y, finalmente, en su totalidad, con el objetivo de visibilizar su crítica situación.
Este caso no es aislado. Horas antes, la Yihad Islámica Palestina publicó imágenes de otro rehén, Rom Braslavski, de 21 años, en condiciones similares. Ambos videos se dan a conocer en un contexto de estancamiento en las negociaciones por un cese al fuego en Gaza.
Desde Tel Aviv, miles de manifestantes se concentraron en la Plaza de los Rehenes para exigir al gobierno israelí acciones concretas. Entre ellos se encontraba el enviado especial de Estados Unidos para Medio Oriente, Steve Witkoff, quien aseguró que Washington respalda un acuerdo integral que permita la liberación de los secuestrados y ponga fin al conflicto.
Por su parte, la familia de David denunció públicamente que Hamas está llevando adelante una “campaña deliberada de hambre” contra los rehenes. “Evyatar es un esqueleto vivo enterrado en vida”, afirmaron. También exigieron que cualquier ayuda humanitaria que ingrese a Gaza sea compartida con los cautivos y pidieron a los medios israelíes abstenerse de difundir propaganda terrorista.
Según cifras del ejército israelí, aún permanecen en cautiverio 49 personas de las 251 secuestradas el 7 de octubre; se presume que al menos 27 han muerto. Mientras tanto, la comunidad internacional sigue dividida entre los intentos diplomáticos por lograr una tregua y el aumento de la presión social dentro de Israel para traer de vuelta a los rehenes.
El caso de Evyatar David no solo revela el sufrimiento individual de quienes siguen en manos de Hamas, sino también el uso sistemático de su situación como herramienta de presión psicológica y propaganda en un conflicto cada vez más enquistado.