El presidente estadounidense, Donald Trump, aseguró que prevé “hacer una llamada telefónica” este miércoles para intervenir en la reanudación de los combates fronterizos entre Tailandia y Camboya, una escalada militar que forzó la evacuación de más de 500.000 habitantes, según cifras difundidas por ambos gobiernos en los últimos días.
Trump lanzó este mensaje durante un mitin en Pensilvania, donde repasó distintas disputas en las que había actuado diplomáticamente. Tras enumerarlas, sostuvo: “Y odio decir esto, uno llamado Camboya-Tailandia, que comenzó hoy”.
Acto seguido, añadió: “Mañana tengo que hacer una llamada telefónica, y creo que lo entenderán”, antes de remarcar ante su público: “¿Quién más podría decir: ‘Voy a hacer una llamada telefónica y detener una guerra entre dos países muy poderosos’?”.
Los gobiernos de Bangkok y Nom Pen informaron esta semana cifras que dimensionan el impacto humanitario de la escalada. Las autoridades tailandesas señalaron que más de 400.000 personas fueron trasladadas a refugios en siete provincias debido a lo que describieron como un riesgo inmediato para la población. En paralelo, el Ministerio de Defensa de Camboya registró 101.229 desplazados hacia centros de acogida o viviendas de familiares alejadas de la zona limítrofe.
Trump había impulsado una tregua bilateral durante una visita a Asia en octubre. Esa pausa redujo tensiones momentáneamente, pero quedó sin efecto semanas más tarde, cuando Bangkok confirmó la explosión de una mina que hirió a varios soldados tailandeses en un área disputada. El incidente deterioró nuevamente la coordinación militar y política entre ambos países.
La disputa territorial entre Tailandia y Camboya se origina en divergencias históricas sobre la delimitación fronteriza establecida durante el período colonial francés, que dejó sectores con interpretaciones distintas sobre los límites. El reclamo incluye el control de varios templos antiguos en una zona montañosa donde ambos ejércitos mantienen presencia desde hace años.
Los choques recientes se desarrollaron en simultáneo con los desplazamientos masivos. Informes oficiales señalaron que los enfrentamientos se extendieron a múltiples provincias de los dos países, generando acusaciones cruzadas por la responsabilidad del estallido de la violencia. Hasta ahora, ninguno de los gobiernos dio señales de un inminente retorno al alto el fuego.
El conflicto fronterizo ha registrado episodios violentos en décadas anteriores, pero algunos de los más intensos ocurrieron en los últimos años. Mientras tanto, ambos gobiernos continúan con las tareas de evacuación y asistencia para los desplazados, sin ofrecer estimaciones sobre la duración de la crisis ni avances en negociaciones que permitan reinstalar una tregua.

