La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció oficialmente el 6 de julio como el Día Mundial del Desarrollo Rural, con el objetivo de visibilizar las problemáticas y desafíos que enfrentan quienes viven y trabajan en zonas rurales. La decisión fue tomada en junio de 2025, a instancias de países como Perú, Ghana e India, y busca acelerar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de aquí a 2030.
Aunque el reconocimiento internacional es reciente, las desigualdades rurales llevan décadas sin resolverse. Actualmente, casi la mitad de la población mundial vive en zonas rurales, y el 80 % de las personas más pobres del mundo se concentra en esas regiones. Allí, cuatro de cada cinco personas viven bajo el umbral de la pobreza, con ingresos inferiores a 2,15 dólares por día.
Por qué es clave el desarrollo rural
El 80 % de los alimentos que consumimos proviene de explotaciones agrícolas familiares, muchas de ellas en condiciones precarias. Sin políticas activas de desarrollo rural, no hay seguridad alimentaria ni sostenibilidad ambiental posible.
Además, la mitad de la población rural carece de acceso a servicios básicos de salud, y menos del 50 % tiene conexión a Internet, frente al 83 % en zonas urbanas. Estos datos reflejan una brecha digital y social que limita el crecimiento, la educación y las oportunidades de millones de personas.
Una estrategia para el futuro
El desarrollo rural ya no puede ser considerado un tema secundario. Es una estrategia clave para enfrentar el cambio climático, fortalecer las economías locales y garantizar derechos a mujeres rurales, jóvenes y pueblos indígenas, quienes siguen enfrentando múltiples barreras para acceder a tierra, crédito, tecnología y educación.
A menos de cinco años del plazo para alcanzar los ODS, el Día Mundial del Desarrollo Rural se presenta como una oportunidad para repensar el modelo de desarrollo global y poner en el centro a las comunidades rurales, protagonistas invisibles de la sostenibilidad del planeta.