A pocas horas de su reunión con Donald Trump en la Casa Blanca, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, mantuvo una serie de encuentros en Washington con los principales fabricantes de armamento de Estados Unidos, entre ellos Raytheon y Lockheed Martin, empresas que producen parte del equipamiento militar que Kiev busca incorporar para defenderse de la invasión rusa.
Durante las conversaciones, Zelensky volvió a condenar los recientes ataques de Rusia contra infraestructuras civiles, asegurando que el Kremlin “sigue aterrorizando la vida en Ucrania”.
“Hablamos sobre la capacidad de producción de Raytheon y sobre las posibles vías de cooperación para fortalecer nuestras defensas aéreas y de largo alcance, así como de la posibilidad de una producción conjunta entre Ucrania y Estados Unidos”, explicó el mandatario tras su encuentro con directivos de la empresa responsable del desarrollo de los sistemas antiaéreos Patriot.
Raytheon también fabrica los misiles de largo alcance Tomahawk, un armamento que Zelensky volverá a solicitar este viernes a Trump en la reunión bilateral.
En otro encuentro, el presidente ucraniano dialogó con representantes de Lockheed Martin sobre las necesidades de su país en materia de defensa aérea y sobre la integración de nuevos misiles compatibles con los aviones F-16 que ya opera Kiev.
“Rusia está intensificando sus ataques antes del invierno, y nuestras defensas aéreas deben ser reforzadas de inmediato”, escribió Zelensky en sus redes sociales tras la reunión.
Horas antes, el líder ucraniano había denunciado un nuevo ataque con drones rusos durante la noche del jueves al viernes contra infraestructuras civiles en Krivi Rig, su ciudad natal. Según el último parte de la Fuerza Aérea ucraniana, de los 70 drones lanzados por Rusia, 31 lograron eludir la defensa antiaérea e impactaron en diez regiones del país, evidenciando las dificultades de Ucrania para mantener su capacidad de interceptar los ataques enemigos.
Mientras tanto, desde Moscú advirtieron que la entrega de misiles Tomahawk a Kiev sería considerada un “acto hostil”. Así lo expresó Serguéi Narishkin, director del Servicio de Espionaje Exterior ruso, quien aseguró que una medida de ese tipo “aumentará los riesgos para la seguridad, no solo en Europa, sino a nivel mundial”. El funcionario agregó que el tema fue abordado en la reciente conversación telefónica entre Trump y el presidente ruso, Vladímir Putin.
Durante esa charla, Putin le advirtió a su par estadounidense que una eventual transferencia de los misiles “dañará las relaciones bilaterales” y afectará las perspectivas de un acuerdo de paz.
Pese a esas advertencias, Trump deslizó esta semana la posibilidad de permitir el envío de los Tomahawk a Ucrania, lo que fue interpretado como un giro en la estrategia de Washington para aumentar la presión sobre el Kremlin. No obstante, el mandatario norteamericano aclaró luego que su país también requiere esos misiles para reforzar su propia defensa.
Zelensky, por su parte, considera que los Tomahawk —capaces de alcanzar objetivos en Moscú— podrían modificar el rumbo de la guerra y forzar a Rusia a negociar una paz justa y duradera.








