Lo que sucede en Las Vegas queda en Las Vegas, pero lo que pasó en este Gran Premio de F-1 difícilmente quede archivado como una carrera más. Desde la largada misma, la noche estadounidense mostró que iba a regalar un espectáculo impredecible, caótico y con consecuencias directas en el campeonato mundial. En el instante inicial, un incidente múltiple sacudió el pelotón: desde el fondo, Bortoleto intentó una maniobra imposible para llegar a la punta, tocó todo lo que encontró en el camino y desencadenó un efecto dominó que dejó fuera de carrera a Lance Stroll y al piloto brasileño, además de involucrar a Pierre Gasly y a Franco Colapinto, a quien golpearon desde atrás y le destruyeron el difusor. Desde ese momento, su auto quedó sin carga aerodinámica ni estabilidad, condenado a sobrevivir.
Pero no todo se decidió en esa primera curva explosiva. La otra cara de la moneda la dio Max Verstappen, que ejecutó una largada magistral para evitar el cierre agresivo de Lando Norris y quedarse con la punta, mientras el piloto británico se pasaba de largo en la frenada. Detrás, George Russell sostuvo el ritmo durante buena parte de la carrera, en un inicio plagado de banderas amarillas que apenas permitieron estabilizar el espectáculo.
Uno de los highlights de la noche lo protagonizó Lewis Hamilton, quien avanzó del vigésimo al duodécimo lugar en una largada brillante que volvió a confirmar su jerarquía, más allá de no poder completar el domingo como quería. El desarrollo general, sin embargo, estuvo marcado por la estrategia, porque la carrera exigía apenas una sola detención. La mayoría largó con neumáticos duros y algunos arriesgaron con blandos. Entre ellos brilló Kimi Antonelli, el joven piloto de Mercedes-Benz, que largó desde muy atrás y terminó en zona de puntos pese a un recargo de cinco segundos por un movimiento anticipado en la largada detectado por los sensores de la FIA.
La tensión estratégica estalló con el pit stop de Russell, que estaba segundo y quiso presionar para no perder la posición. Lo pagó con un desgaste acelerado de las cubiertas, lo que le abrió la puerta a Lando Norris para superarlo con claridad. A partir de allí, la carrera entró en un ritmo vertiginoso que mantuvo en vilo a todo el paddock.

Mientras tanto, Alexander Albon vivió un fin de semana para el olvido: golpeó a Colapinto en los primeros metros y luego encadenó errores de todo tipo, una actuación que dejó a Williams sin chances de sumar fuerte en una fecha clave. Pero el giro más impactante aún estaba por llegar. Cuando el espectáculo de luces, agua y fuegos artificiales coronaba lo que parecía ser una victoria contundente de Max Verstappen y un podio sólido para Norris y Russell, los comisarios deportivos descubrieron una irregularidad grave en los McLaren: el desgaste del fondo plano excedía los límites permitidos. La plancha de 10 mm puede tolerar apenas un 10 % de desgaste, pero ambos autos presentaron uno del 20 %. La sanción fue inmediata y devastadora: los dos McLaren quedaron desclasificados.
Un campeonato al rojo vivo tras Las Vegas
El clasificador cambió por completo. Verstappen mantuvo la victoria, Russell heredó el segundo lugar y Antonelli subió al tercer escalón del podio en un resultado enorme para Mercedes-Benz. Detrás quedaron Charles Leclerc, Carlos Sainz con el Williams, Hadjar, Hulkenberg con Sauber, Hamilton con un gran avance final, seguido por Esteban Ocon y Bearman completando los diez primeros. Luego se ubicaron Alonso, Tsunoda, Gasly, Lawson y Franco Colapinto en el decimoquinto puesto.

La gran consecuencia deportiva estuvo en el campeonato. Con dos carreras y una sprint por delante —es decir, 58 puntos en juego— la tabla quedó al rojo vivo. Verstappen alcanzó los 366 puntos, igual que Oscar Piastri, aunque este mantiene el segundo lugar por tener siete victorias contra las seis de su rival directo. Y Norris se sostiene como líder con 390 unidades, apenas 24 puntos de diferencia en un torneo que cambia semana a semana.
El cierre en Qatar promete ser para alquilar balcones. Allí mismo, donde Argentina se coronó campeona del mundo en 2022, la Fórmula 1 llegará en siete días para escribir otro capítulo electrizante de un campeonato inolvidable, con favoritos heridos, sanciones polémicas, jóvenes en ascenso y un nivel de incertidumbre ideal para un final épico.

El festejo de Max Verstappen















