La papelera Celulosa Argentina, que atraviesa un concurso de acreedores para evitar su quiebra, fue vendida por el simbólico valor de US$ 1 al empresario Esteban Nofal.
La compañía enfrenta una deuda de US$ 128 millones, actualmente en proceso de gestión, y se presentó ante la justicia hace apenas 20 días debido a esta situación crítica.
Esteban Nofal, propietario de la financiera CIMA Investments S.A. e hijo de Luis Benjamín Nofal, cofundador de Torneos y Competencias, se convirtió así en el nuevo dueño de la empresa.
El pedido de quiebra había sido presentado por la firma Tecmaco, a causa de una deuda de $ 17 millones por cheques rechazados. Por esta razón, la operación se realizó a un precio simbólico, dado el peso de los pasivos pendientes.
Con la adquisición, Nofal se quedó con 452,6 millones de acciones clase B, equivalentes al 45,5% del capital social de Celulosa Argentina, que cotiza en Bolsa. Esto implica que el control de la compañía deja de estar en manos del fondo Tapebicuá, integrado por José Urtubey, Douglas Albrecht y Juan Collado, entre otros accionistas.
El cambio de control obliga al comprador a lanzar una Oferta Pública de Adquisición (OPA) para todas las acciones en circulación, dirigida a los inversores minoritarios, según lo informado a la Comisión Nacional de Valores (CNV).
Desde fines de julio, las plantas de la empresa en Capitán Bermúdez (Santa Fe) y Zárate (Buenos Aires) permanecen paralizadas, realizando únicamente tareas mínimas de mantenimiento. La compañía atribuyó esta situación al “marcado deterioro del capital de trabajo”.
En su último balance al 31 de mayo, Celulosa Argentina reportó una pérdida semestral de $ 172.634 millones, en comparación con la ganancia de $ 37.831 millones registrada en el mismo período del año anterior. La estrategia futura apunta a ajustar la oferta de productos a volúmenes de venta más reducidos y a fortalecer las exportaciones.
