Las tensiones políticas en Georgia volvieron a escalar este fin de semana. El Ministerio del Interior informó la detención de cinco personas, entre ellas figuras destacadas de la oposición, por haber convocado las protestas y manifestaciones del sábado en rechazo al presunto fraude electoral en las elecciones locales.
Los acusados podrían enfrentar penas de hasta nueve años de prisión, de acuerdo con el portal georgiano Netgazeti.
Entre los arrestados se encuentran el cantante de ópera y dirigente político Paata Burchuladze, los opositores Murtaz Zodelava e Irakli Nadiradze del Movimiento Nacional Unido, Paata Manjgaladze del partido Sí a Europa, y el coronel retirado Lasha Beridze.
El Ministerio señaló que las detenciones se basan en pruebas y grabaciones difundidas por medios locales, donde se observa a manifestantes llamando a la violencia antes y durante la jornada del 4 de octubre. Los cargos incluyen incitación a derrocar al Gobierno, alteración del orden constitucional y liderazgo de actos violentos en grupo.
Durante las protestas, varios manifestantes intentaron irrumpir en el Palacio Ceremonial de Georgia, sede de la Presidencia en Tiflis, aunque fueron rápidamente dispersados por la policía antidisturbios. Las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos para contener la situación.
El primer ministro Irakli Kobajidze criticó duramente a los organizadores y acusó a diplomáticos extranjeros de haber respaldado la manifestación con el fin de “derrocar el orden constitucional”, aunque luego evitó profundizar en las acusaciones.
Pese al tono confrontativo, Kobajidze declaró que su Gobierno mantiene la “mano tendida” hacia la Unión Europea y Estados Unidos, y expresó su deseo de “reiniciar las relaciones” bilaterales.

El Ministerio de Sanidad reportó que seis manifestantes y veintiún agentes resultaron heridos, uno de ellos de gravedad. También se registraron daños materiales en edificios históricos y la quema de contenedores de basura en el centro de la capital.
Kobajidze agradeció el accionar policial y aseguró que los agentes heridos “se encuentran estables y en recuperación”.
La oposición había llamado a boicotear las elecciones municipales, lo que facilitó una victoria abrumadora del partido gobernante Sueño Georgiano, que obtuvo el 100 % de los votos en 26 municipios y se impuso en los otros 38, según datos de la Comisión Electoral.
Las manifestaciones del sábado —en plena jornada electoral— derivaron en enfrentamientos cuando los opositores marcharon hacia el palacio presidencial, denunciando la falta de democracia y la creciente influencia de Moscú en la política nacional.
Decenas de miles de personas llenaron la Plaza de la Libertad de Tiflis, ondeando banderas georgianas y de la Unión Europea en lo que calificaron como una “asamblea nacional” para exigir una transición pacífica del poder.
El encarcelado expresidente Mijaíl Saakashvili había llamado a la movilización desde prisión, advirtiendo que era la “última oportunidad para salvar la democracia georgiana”. En la manifestación, Burchuladze —antes de ser detenido— leyó un discurso en el que calificó al Gobierno como “ilegítimo” y pidió que “el poder regrese al pueblo”.
El primer ministro Kobajidze respondió asegurando que los intentos de “revolución” “fracasarían” y advirtió que muchos manifestantes “terminarán entre rejas”. Organizaciones de derechos humanos denunciaron la represión política, señalando que unas 60 personas, entre ellas periodistas y activistas, fueron encarceladas en el último año.
Amnistía Internacional afirmó que las elecciones se celebraron “en medio de graves represalias políticas contra la oposición y la sociedad civil”, y denunció que los derechos a la libertad de expresión y manifestación “están siendo aplastados”.

El partido Sueño Georgiano, en el poder desde 2012 y controlado por el ex primer ministro Bidzina Ivanishvili, enfrenta crecientes críticas por su acercamiento a Rusia y por la adopción de políticas consideradas autoritarias.
Sus dirigentes aseguran que su prioridad es mantener la estabilidad, mientras acusan a un supuesto “estado profundo occidental” de intentar arrastrar a Georgia a la guerra en Ucrania.
Según una encuesta del Instituto de Estudios Sociales y Análisis, el partido oficialista conserva un 36 % de aprobación, frente al 54 % de los grupos opositores.

La Unión Europea, en tanto, ha advertido que podría suspender el régimen de libre visado para los ciudadanos georgianos si el Gobierno no mejora el Estado de derecho y el respeto a los derechos humanos.