El gobernante Partido de Acción y Solidaridad (PAS), de orientación proeuropea, logró imponerse en las elecciones parlamentarias celebradas este domingo 28 de septiembre en Moldavia. Con cerca del 90 % de los votos escrutados, la formación oficialista obtenía entre el 42 % y el 45,7 % de las preferencias, superando ampliamente al Bloque Patriótico prorruso, que se ubicaba en torno al 27 %.
Los resultados provisionales, confirmados por la Comisión Electoral Central, colocan nuevamente en el centro del debate la aspiración de Moldavia de ingresar a la Unión Europea en 2030, un objetivo estratégico que la presidenta Maia Sandu considera esencial tras la invasión rusa a gran escala contra Ucrania. Sin embargo, la pérdida de la mayoría absoluta obligaría al PAS a negociar alianzas con otras fuerzas proeuropeas más pequeñas, como Alternativa (8 %), Democracia en Casa (7 %) o el Partido Nuestro (6,4 %).
Acusaciones de injerencia rusa y clima de tensión
La jornada estuvo marcada por acusaciones cruzadas y episodios de tensión. Autoridades moldavas denunciaron intentos “colosales” de Rusia por socavar el proceso electoral a través de compra de votos, campañas de desinformación, ciberataques a la infraestructura electoral e incluso falsas amenazas de bomba, algunas de ellas en consulados y embajadas en el extranjero, como en Alicante, España.
El presidente del Parlamento y dirigente del PAS, Ígor Grosu, afirmó que se trató de un esfuerzo coordinado de Moscú para desestabilizar el país y cuestionar la validez del proceso democrático. Por su parte, la oposición prorrusa, encabezada por el exmandatario Ígor Dodon, calificó las denuncias como un “espectáculo político” y llamó a movilizaciones frente al Parlamento en defensa del “voto por el cambio”.
Participación histórica y peso de la diáspora

La Comisión Electoral reportó una participación del 51,9 %, superior a la de las parlamentarias de 2021 (48,4 %). En total, 1,59 millones de ciudadanos acudieron a las urnas, entre ellos más de 264.000 moldavos residentes en el extranjero.
La diáspora, que en procesos anteriores se inclinó mayoritariamente por las opciones proeuropeas, volvió a tener un rol decisivo, con largas filas de votantes en ciudades como Bucarest, Roma, Lisboa, Núremberg, Praga y Tel Aviv.
El desafío de formar Gobierno
Si bien el PAS logró una victoria clara, la incógnita radica en la conformación del próximo Ejecutivo. De acuerdo con la Constitución moldava, la presidenta Sandu deberá designar un primer ministro que cuente con el respaldo parlamentario. Si el partido gobernante no asegura la mayoría absoluta, se verá forzado a construir una coalición con otras fuerzas afines, un escenario que analistas califican de complejo y que podría ralentizar la agenda de reformas necesarias para avanzar hacia la UE.
Moldavia entre Europa y Rusia
Con una población de 2,5 millones de habitantes, Moldavia se ha convertido en uno de los escenarios clave de la disputa geopolítica entre Bruselas y Moscú. Desde que obtuvo en 2022 el estatus de candidato a la UE, el país enfrenta desafíos económicos, inflación persistente y una sociedad profundamente dividida entre quienes apuestan por la integración europea y quienes mantienen vínculos históricos con Rusia.
En declaraciones tras emitir su voto, la presidenta Sandu insistió en la importancia de la cita electoral: “Nuestra democracia es joven y frágil, pero su futuro depende únicamente de los moldavos. Este resultado decidirá si consolidamos nuestro camino hacia Europa o si quedamos atrapados en una zona gris bajo la influencia de Rusia”.
Mientras tanto, la Unión Europea advirtió que Moldavia ha sido blanco de una “campaña de desinformación sin precedentes” y ratificó su apoyo a la estabilidad democrática del país.
Futuro incierto pero con rumbo europeo
El desenlace de estas elecciones deja un panorama abierto. Aunque el PAS logró imponerse con claridad, no tiene asegurada la mayoría necesaria para gobernar en solitario. La clave estará en la capacidad de Sandu para sellar alianzas con partidos menores y sostener su agenda europea, al tiempo que enfrenta la presión de Moscú y la amenaza constante de injerencias externas.
La elección parlamentaria de 2025 consolida, en definitiva, el deseo de una gran parte de los moldavos de mirar hacia Bruselas, pero también refleja la persistente división de un país que sigue siendo campo de disputa entre la Unión Europea y Rusia.








