El papa León XIV advirtió que la riqueza está concentrada de forma injusta

El papa León XIV advirtió hoy que la riqueza del planeta se encuentra “cada vez más concentrada, injustamente” en manos de unos pocos y recordó que el destino de los bienes de la creación es la participación de toda la humanidad.

Ante los fieles reunidos en el Vaticano este sábado, el Sumo Pontífice vinculó el concepto de esperanza con la capacidad de generar vida y futuro, al diferenciarla de la prepotencia y del miedo agresivo que domina a amplios sectores del poder.

Durante su catequesis, centrada en el cierre del Año Santo, el Papa subrayó que la esperanza es una fuerza que proviene de Dios y que “hace nacer y renacer”, incluso en contextos de crisis social, económica y ambiental.

En ese marco, León XIV lanzó una dura crítica contra los sectores más concentrados de poder económico y político, al señalar que “muchos poderosos no escuchan este grito”. “La riqueza de la tierra está en manos de unos pocos, muy pocos, cada vez más concentrada —injustamente— en manos de quienes a menudo no quieren escuchar el gemido de la tierra y de los pobres”, expresó.

Desigualdad, esperanza y compromiso: el mensaje del Papa León XIV en el cierre del Año Santo

El Pontífice remarcó que la desigualdad extrema no es solo un problema económico, sino también moral y espiritual, ya que contradice el sentido mismo de la creación. “El destino de los bienes del mundo no es la acumulación, sino la comunión”, sostuvo, en línea con la doctrina social de la Iglesia.

Bajo la premisa de que “esperar es generar”, León XIV instó a los presentes a asumir un rol activo en la preservación del planeta y en la construcción de una sociedad más justa. En ese sentido, afirmó que “nuestra tarea es generar, no robar”, en una clara alusión a los modelos de desarrollo que depredan recursos y excluyen a millones de personas.

El Papa también vinculó la esperanza con la responsabilidad colectiva, al señalar que no se trata de una actitud pasiva, sino de una fuerza transformadora que impulsa acciones concretas en favor de los más vulnerables y del cuidado del ambiente.

Finalmente, indicó que, si bien el Jubileo llega a su conclusión formal, el compromiso de los fieles debe continuar en la vida cotidiana. “El dolor de la tierra y de los pobres es como el de un parto”, reflexionó, y afirmó que el objetivo final es la transformación del mundo actual en una “ciudad-jardín”, donde todas las criaturas puedan convivir en armonía.

Con este mensaje, León XIV volvió a colocar en el centro del debate global la justicia social, el destino universal de los bienes y la urgencia de escuchar el clamor de los pobres y del planeta, como ejes inseparables de la esperanza cristiana.

Exit mobile version