Turquía vuelve a ser escenario de un intento diplomático clave: por primera vez desde el inicio de la guerra en febrero de 2022, delegaciones de Ucrania y Rusia se reunirán cara a cara para buscar una salida negociada al conflicto. Mientras el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, confirmó su presencia, su par ruso, Vladímir Putin, decidió no participar del encuentro.
El marco de la cumbre está cargado de tensiones y expectativas. La cita, que contará con representantes de Estados Unidos y otras potencias europeas, se produce en medio de una nueva propuesta de alto el fuego y en un contexto militar dinámico, con Rusia consolidando posiciones en el este ucraniano.
Exigencias enfrentadas: territorio, OTAN y liderazgo
Uno de los principales obstáculos en la mesa es la exigencia del Kremlin de conservar el control sobre las regiones de Donetsk, Lugansk, Zaporizhzhia y Kherson, cuya anexión declaró unilateralmente en 2022, pese a no controlar por completo dichas zonas. Además, Moscú no cede su posición sobre Crimea, anexada en 2014, y plantea como condición la retirada de tropas ucranianas de esas áreas.
Por su parte, Ucrania considera innegociables sus fronteras soberanas, incluyendo Crimea. Sin embargo, fuentes cercanas al entorno presidencial reconocen que una solución diplomática podría ser considerada para intentar recuperar los territorios ocupados, marcando un leve cambio de tono.
La aspiración ucraniana de ingresar a la OTAN es otro punto de conflicto. Rusia exige el compromiso formal de Kiev de renunciar a dicha posibilidad, al tiempo que insiste en medidas adicionales como la desmilitarización de Ucrania y su neutralidad internacional. Incluso, ha llegado a proponer un gobierno de transición administrado por la ONU, algo completamente rechazado por Kiev.
Putin también mantiene su postura de que Zelensky debe ser reemplazado, un punto que genera absoluto rechazo en Occidente y cierra cualquier posibilidad de acuerdo en ese sentido.
Garantías de seguridad y rol internacional
Frente a las demandas rusas, Ucrania presiona por garantías de seguridad firmes y multilaterales. Aunque el ingreso a la OTAN parece lejano, el gobierno ucraniano busca establecer compromisos militares con aliados como Francia y el Reino Unido, quienes lideran la propuesta de una “coalición de los dispuestos” para monitorear un eventual alto el fuego.
Estados Unidos, pese a mostrarse escéptico ante una resolución inmediata, considera vital que cualquier acuerdo cuente con su respaldo. En este marco, el presidente Donald Trump —con peso internacional— afirmó que “no pasará nada hasta que él y Putin se reúnan”, generando polémica en Washington y más incertidumbre sobre el curso diplomático.
¿Un alto el fuego posible?
En marzo, Ucrania aceptó una propuesta estadounidense para un alto el fuego incondicional, pero fue rechazada por el Kremlin. Aun así, se registraron breves treguas con motivo de celebraciones religiosas y conmemorativas. Durante esas pausas, si bien disminuyeron los ataques, Kiev denunció reiteradas violaciones por parte de Moscú.
Hoy, la reanudación del diálogo directo en Turquía representa una oportunidad frágil pero significativa para aliviar el conflicto. Los desacuerdos fundamentales siguen sin resolverse, pero la presión internacional y el desgaste de la guerra podrían abrir una ventana hacia un cese de hostilidades más estable.
El mundo observa. Y en Turquía, una vez más, se escribe un capítulo clave del tablero geopolítico global.