Argentina está de luto tras conocerse la muerte de una de sus grandes campeonas. Alejandra Marina “Locomotora” Oliveras falleció este lunes a los 47 años luego de permanecer internada durante varios días en el Hospital José María Cullen, en la ciudad de Santa Fe. La ex boxeadora había ingresado al centro médico el lunes 14 de julio, tras sufrir un accidente cerebrovascular (ACV) isquémico, y se encontraba en estado delicado.
El último parte médico que se conoció, fechado el martes 22 de julio, advertía que su cuadro era crítico y de “riesgo de vida alto”. El doctor Néstor Carrizo, jefe de Terapia Intensiva, detalló entonces: “La lesión neurológica que ella tiene es una lesión grave en un hemisferio cerebral, por lo tanto, necesita la asistencia respiratoria, medicación para la hidratación, nutrición enteral, analgésicos y monitoreo neurológico”. En los días previos, había sufrido un agravamiento del edema cerebral. Su colaborador político, Ariel Sclafani, había señalado que su situación era “muy delicada”.
Oliveras tuvo una carrera deportiva notable: 38 combates en los que cosechó 33 victorias (16 por nocaut), tres derrotas y dos empates, según datos del portal especializado Box Rec. Su primera derrota fue en el Luna Park en 2008 ante Marcela “La Tigresa” Acuña, quien le quitó el título del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) en la categoría Supergallo. Aquella pelea estuvo envuelta en polémica: Oliveras cayó en el quinto asalto tras un golpe en la nuca que consideró “antirreglamentario” y luego aseguró que el jurado le había “robado” la pelea. Aunque pidió revancha, esa pelea nunca se concretó.
Dueña de seis títulos mundiales en cinco categorías diferentes, la jujeña logró un hito en 2015: convertirse en la primera boxeadora en ganar cuatro títulos mundiales en diferentes divisiones, lo que le valió un récord Guinness. “Cada pelea por el título terminó en nocaut”, escribió en una nota para Orato World. Su historia también reflejaba sacrificio: compró sus primeros guantes después de ser campeona del mundo; antes, peleaba con los prestados de sus sparrings.
Su infancia estuvo marcada por la pobreza. “Vengo de la miseria, la pobreza y el hambre… de andar en alpargatas, de comer polenta todos los días y anhelar un asado”, contaba. A falta de comida, confesó que llegó a cazar palomas para alimentarse. Se trasladó con su familia a Córdoba cuando tenía un año y, a los siete, ya trabajaba junto a su padre en el campo, donde aprendió incluso a manejar tractores.
En 2024, fue reconocida como la primera mujer en ingresar al Salón de la Fama del Boxeo Sudamericano. “El viernes 9 de febrero, los seis cinturones fueron llevados a la Fundación Eira para su exhibición. Allí me entregaron el premio”, contó. La fundación trabaja con jóvenes que luchan contra las adicciones.
También habló abiertamente de los abusos que sufrió. En su juventud fue víctima de violencia de género. “Cuando le pegó a nuestro hijo, le dije: ‘Basta asesino, criminal’. Me golpeó fuerte. Y yo dije: ‘Esta es la última vez, me voy a defender’. Me empecé a entrenar”, relató. Esa vivencia, su fanatismo por Mike Tyson y la imposibilidad de seguir una carrera universitaria por falta de recursos la empujaron al boxeo profesional. “Mi sueño era ser abogada, bailarina, cantante, karateca y astronauta… pero la universidad me quedaba a 100 kilómetros”, recordaba. Fue entrenada por el mítico Amílcar Brusa, miembro del Salón de la Fama del Boxeo Mundial.
Locomotora supo transformar su historia en un mensaje de superación. Era oradora motivacional, daba charlas y se mostraba muy activa en redes sociales. Estaba estudiando Psicología en la Universidad de Morón para brindar herramientas a quienes le pedían consejos: “A todos se los doy desde el corazón”. También soñaba con hacer una película sobre su vida: “Quiero ayudar a quienes creen que la vida es para sufrir. Te puede tocar lo peor, pero de vos depende cómo actuar”.
En una entrevista con Caras, reveló que fue madre de Alejandro y Alexis, a quienes crió sola. “No he estado en fiestas de egreso y cumpleaños porque peleaba, pero sabían que lo hacía por un futuro mejor. Si no hubiera sido así, estaríamos en la miseria”, dijo.
Este año, en una charla con María Laura Santillán para Infobae, dejó una de sus frases más recordadas: “Tenemos dos opciones: una vida de mierda por tus decisiones o una vida fantástica porque luchás. El ganador o ganadora es la que nunca se rinde”. Y agregó: “La salud no tiene precio. Sos multimillonaria porque tenés salud, dos piernas y dos brazos”.
Tras su ACV, se viralizó un fragmento de una entrevista que había dado a Alejandro Fantino en Animales Sueltos, donde reflexionaba sobre la vida y la muerte, recordando la pérdida de sus padres y sus días más duros: “Deseaba un helado y no tenía ni para un chicle. Siempre luché. Si vos no luchás, no tiene sentido la vida”.
El día que fue internada, Oliveras debía participar como representante del Frente de la Esperanza en la Convención Reformadora de la Constitución provincial de Santa Fe. La agenda incluía temas como la reelección del gobernador, autonomía municipal, y participación ciudadana.
Hoy, el deporte argentino despide a una de sus más grandes luchadoras, una mujer que convirtió el dolor en fuerza, y la adversidad en gloria. Su legado, dentro y fuera del ring, será eterno.
