El gobierno de Estados Unidos anunció el bloqueo del acceso a tecnología avanzada a más de 70 empresas chinas, alegando razones de seguridad nacional. La medida, impulsada por el Departamento de Comercio, tiene como objetivo impedir que estas compañías utilicen tecnología estadounidense en el desarrollo de capacidades militares, de vigilancia masiva o ciberespionaje.
Según las autoridades estadounidenses, muchas de las empresas sancionadas están vinculadas al desarrollo de semiconductores, inteligencia artificial, computación cuántica y otros sectores estratégicos considerados sensibles para la defensa nacional.
El subsecretario del Tesoro, Paul Rosen, declaró que “estas tecnologías son fundamentales para el desarrollo de la próxima generación de capacidades militares y de vigilancia. Limitar su acceso es esencial para proteger los intereses estratégicos de Estados Unidos”.
Esta no es la primera vez que la administración estadounidense impone restricciones de este tipo. En octubre de 2024, ya se había prohibido la inversión directa de capital estadounidense en sectores tecnológicos clave de la economía china, como parte de una política más amplia de contención tecnológica.
Desde Beijing, la respuesta fue inmediata. El Ministerio de Comercio de China denunció la medida como un “abuso de los controles de exportación” y acusó a Washington de adoptar una postura unilateral que amenaza la estabilidad de las cadenas de suministro globales. “Estados Unidos está ampliando de forma excesiva el concepto de seguridad nacional”, señalaron desde la cartera.
La decisión de Washington se enmarca en un contexto de tensiones crecientes entre las dos mayores economías del mundo, donde la competencia por el liderazgo tecnológico y digital se ha convertido en un eje central de la disputa. Expertos advierten que estas restricciones no solo afectarán a las empresas sancionadas, sino que también podrían tener un impacto más amplio sobre la industria tecnológica global.