El papa León XIV pidió paz para Ucrania y lanzó un nuevo llamamiento para “poner fin a la violencia y abrirse al diálogo”, al tiempo que celebró una “chispa de esperanza” en Tierra Santa tras el reciente alto el fuego en Gaza. El mensaje tuvo lugar durante el Ángelus, luego de la misa por el Jubileo de la Espiritualidad Mariana, frente a una multitud reunida en la plaza de San Pedro.
El Pontífice se refirió a los dos principales conflictos que sacuden al mundo y animó a las partes involucradas en Oriente Medio a “seguir con valentía el camino trazado” hacia la paz. Sobre el acuerdo alcanzado en Tierra Santa, destacó que “ha dado una chispa de esperanza” y alentó a continuar trabajando por “una paz justa, duradera y respetuosa de las legítimas aspiraciones del pueblo israelí y del pueblo palestino”.
León XIV insistió en que la paz no puede construirse con armas, sino con diálogo y coraje. “Debemos tener valor para avanzar por la senda del encuentro y dejar a un lado las armas”, exhortó, reafirmando su convicción de que la reconciliación solo es posible desde el respeto mutuo y la voluntad de comprender al otro.
Dolor por Ucrania
En su mensaje, el Papa volvió a referirse al conflicto que desde hace más de tres años devasta a Ucrania, recordando el sufrimiento que deja tras de sí. Habló del “presente de muerte y escombros” que asola al país y de las heridas espirituales que afectan a quienes han perdido a sus seres queridos. “Con toda la Iglesia, estoy cerca de vuestro inmenso dolor”, expresó. “Hoy, sobre todo a vosotros, se dirige la caricia del Señor, la certeza de que incluso en la oscuridad más profunda, Él permanece siempre con nosotros”.
El Pontífice reconoció seguir “con dolor” las noticias de los “nuevos y violentos ataques que han afectado a varias ciudades e infraestructuras civiles en Ucrania, provocando la muerte de personas inocentes, entre ellas niños”. Su corazón, afirmó, se une “al sufrimiento de una población que desde hace años vive en la angustia y la privación”.
En ese contexto, León XIV exclamó: “¡Renuevo el llamamiento para poner fin a la violencia, detener la destrucción y abrirse al diálogo y a la paz!”. Y pidió al Señor, a quien llamó “única Paz de la humanidad”, que ayude a “lograr lo que humanamente parece imposible: redescubrir que el otro no es un enemigo, sino un hermano al que mirar, perdonar y ofrecer la esperanza de la reconciliación”.
Mensaje para Perú y homenaje a los trabajadores
Antes de concluir su intervención, el Papa expresó su cercanía al “querido pueblo de Perú”, en lo que definió como “un momento de transición política”. Rezó para que el país “pueda continuar por el camino de la reconciliación, el diálogo y la unidad nacional”.
Finalmente, dedicó un pensamiento especial a las víctimas de los accidentes laborales, recordadas en una jornada conmemorativa en Italia. “Recemos por ellos —dijo León XIV— y por la seguridad de todos los trabajadores”.
Con un mensaje de esperanza y compasión, el Pontífice volvió a insistir en que la paz y la dignidad solo se alcanzan cuando la humanidad elige el camino del diálogo, la solidaridad y el respeto.
