El Banco Mundial aprobó un nuevo financiamiento por USD 300 millones para la Argentina, destinado a fortalecer la capacidad institucional del país en la administración de los subsidios energéticos, especialmente en el segmento del gas. La iniciativa busca mejorar la focalización de la asistencia estatal y garantizar que los beneficios lleguen de manera más eficiente a los hogares de menores ingresos, al tiempo que promueve un esquema sostenible desde el punto de vista fiscal y ambiental.
El anuncio del organismo internacional se enmarca en una estrategia orientada a optimizar los subsidios energéticos y a proteger a los sectores más vulnerables, que destinan una porción significativa de sus ingresos al pago de servicios esenciales. Según detalló el Banco Mundial, el objetivo central es reforzar la gestión de los programas de asistencia para evitar distorsiones y mejorar la asignación de los recursos públicos.
Este nuevo préstamo se suma al proyecto denominado “Apoyo a la transición a un sector eléctrico sustentable”, que ya permitió avanzar en la mejora del Registro de Acceso a los Subsidios Energéticos (RASE). A través de esa iniciativa, se logró reclasificar correctamente a 1,2 millones de hogares, corrigiendo inconsistencias en la asignación de beneficios. De acuerdo con el comunicado oficial, el programa amplía ahora su alcance e incluye tanto a los usuarios conectados a la red como a quienes dependen del gas envasado, con un enfoque particular en las regiones que no cuentan con acceso al gas natural por red y donde el consumo se basa principalmente en garrafas.
El proyecto también contempla la simplificación, armonización y modernización de los esquemas de subsidios para el suministro de gas, con el propósito de mejorar su eficiencia y accesibilidad. Entre las principales novedades se destaca la incorporación de los beneficiarios de gas envasado a un registro unificado, lo que facilitará su acceso tanto a los subsidios como a programas complementarios, según precisó el Banco Mundial en su comunicado de prensa.
Entre los objetivos prioritarios del financiamiento se encuentra el fortalecimiento institucional para lograr una mejor focalización de los subsidios, de modo que la asistencia llegue efectivamente a los hogares de bajos ingresos. Desde el organismo remarcaron que esta medida apunta a proteger a los sectores más vulnerables de la población, que son quienes enfrentan una mayor carga relativa en el gasto energético.
En abril, el Banco Mundial había anunciado una línea de financiamiento por USD 12.000 millones destinada a respaldar las reformas económicas impulsadas por el Gobierno nacional. En ese contexto, la entidad destacó que el impacto esperado de las iniciativas incluye una mayor equidad en el acceso a la energía, mejoras en la eficiencia energética y una contribución positiva a la sostenibilidad fiscal y ambiental del sector. Además, señalaron que la modernización de los esquemas de subsidios y su adecuación a los patrones de consumo de los hogares permitiría incentivar un uso más eficiente de la energía y reducir gastos innecesarios.
Las condiciones del nuevo préstamo aprobado para la Argentina contemplan una tasa con margen variable, un plazo de reembolso de 32 años y un período de gracia de siete años, lo que le otorga un horizonte financiero amplio al programa.
Marianne Fay, directora del Banco Mundial para Argentina, Paraguay y Uruguay, sostuvo: “Acompañamos los esfuerzos del gobierno por continuar mejorando la focalización de los subsidios de gas para que lleguen a las poblaciones más vulnerables, quienes destinan un mayor porcentaje de sus ingresos en satisfacer sus necesidades energéticas”.
La iniciativa apunta a que, a partir de una mejor adecuación de los subsidios a los hábitos de consumo energético de los hogares, el sistema avance hacia mayores niveles de equidad y eficiencia, promoviendo el ahorro y el uso responsable de los recursos.
El nuevo crédito también servirá para reforzar la denominada transición energética que impulsa la actual administración libertaria. Cabe recordar que en abril de 2025, el Banco Mundial anunció un paquete de financiamiento por USD 12.000 millones, en línea con el acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por USD 20.000 millones, firmado ese mismo mes.
En aquel momento, el organismo explicó que “el paquete está diseñado para apoyar reformas que sigan atrayendo inversión privada al país y darle un mayor impulso a las medidas que está implementando el Gobierno Nacional para fomentar la creación de empleo”, lo que incluyó un desembolso inicial de USD 1.500 millones.
Ese programa se estructuró sobre tres pilares. Por un lado, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) prevé comprometer hasta USD 5.000 millones en iniciativas del sector público orientadas a impulsar el crecimiento del sector privado y la generación de empleo. Las inversiones se enfocan en la modernización de la administración tributaria, la mejora de la educación y el desarrollo de habilidades, la promoción de empleos de calidad y la construcción de infraestructura crítica, incluyendo una Operación de Financiamiento de Políticas de Desarrollo por USD 1.500 millones que se desembolsó de manera inmediata.
Por otro lado, la Corporación Financiera Internacional (IFC) acompañará el desarrollo del sector privado con el objetivo de invertir y movilizar hasta USD 5.500 millones, de los cuales USD 2.000 millones podrían desplegarse durante el primer año. Las áreas prioritarias incluyen infraestructura, minerales críticos, agroindustria, generación y transmisión de energía y otros sectores estratégicos de alto impacto.
Finalmente, la Agencia Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA) prevé emitir alrededor de USD 1.500 millones en garantías para ampliar el acceso al crédito, especialmente para pequeñas y medianas empresas, y contribuir a la atracción de inversión privada en proyectos de infraestructura.
