En un gesto que refleja la sensibilidad del momento diplomático, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pidió expresamente al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, que evite cualquier tipo de acción bélica contra Irán mientras avanzan conversaciones clave sobre el programa nuclear de Teherán.
“Sí, le pedí que se abstenga”, confirmó Trump ante la prensa cuando fue consultado sobre una conversación telefónica reciente con el líder israelí. El mandatario aseguró que, dadas las circunstancias, una ofensiva en este momento “no sería apropiada”. Según explicó, las negociaciones con Irán “están en un punto muy positivo” y podrían desembocar pronto en un acuerdo que, según sus palabras, “salvaría muchas vidas”.
Estados Unidos e Irán retomaron en abril un canal de diálogo indirecto, con el sultanato de Omán como mediador. Estas conversaciones marcan un giro en la relación bilateral, congelada desde que Trump se retiró en 2018 del acuerdo internacional firmado en 2015, el cual limitaba el desarrollo nuclear iraní a cambio del levantamiento de sanciones.
Mientras tanto, desde Israel han trascendido informaciones sobre presuntos preparativos para atacar instalaciones nucleares iraníes, lo que ha encendido las alarmas en Washington. La presión sobre Teherán no es nueva: tanto Israel como potencias occidentales acusan a la república islámica de buscar desarrollar armas nucleares, algo que Irán niega rotundamente, afirmando que su programa tiene fines exclusivamente pacíficos.
En una señal de posible apertura, Irán insinuó este miércoles que estaría dispuesto a permitir el ingreso de inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), incluso provenientes de Estados Unidos, siempre que se logre un entendimiento que respete sus condiciones. El jefe de la agencia nuclear iraní, Mohamad Eslami, afirmó que el país podría reconsiderar su tradicional rechazo a inspectores de naciones “hostiles”, en referencia directa a Estados Unidos.
La situación sigue siendo delicada, pero los gestos diplomáticos recientes muestran un cambio en la dinámica entre Washington y Teherán. La decisión de Trump de frenar una potencial escalada militar en la región apunta a consolidar una vía pacífica, aunque el desenlace sigue atado a la voluntad de ambas partes de alcanzar compromisos concretos.