La relación entre Estados Unidos y Brasil entró en una nueva fase de tensión tras la decisión del presidente norteamericano Donald Trump de firmar una orden ejecutiva que impone aranceles punitivos del 50% sobre productos brasileños e incluye sanciones financieras contra un juez del Supremo Tribunal Federal.
La Casa Blanca anunció la medida a través de su cuenta oficial en X (antes Twitter), detallando:
«El presidente Trump firmó una orden ejecutiva para abordar las amenazas del Gobierno de Brasil y proteger los intereses de Estados Unidos, la cual:
➡️ Impone un arancel adicional del 40% a las importaciones brasileñas.
➡️ Declara una emergencia nacional para enfrentar las políticas de Brasil que violan los derechos humanos.»
Posteriormente, el gobierno estadounidense aclaró que el arancel será finalmente del 50%, aunque se aplicará con algunas excepciones y entrará en vigor cerca de una semana después de lo previsto originalmente, el 1º de agosto.
Además de los aranceles, Washington anunció sanciones financieras contra Alexandre de Moraes, magistrado de la Corte Suprema de Brasil, quien encabeza el juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro por su presunta participación en un intento de golpe de Estado en 2022. La medida se ampara en la Ley Magnitsky, una norma que permite castigar a funcionarios extranjeros acusados de violaciones a los derechos humanos.
La Corte Suprema brasileña expresó su apoyo a Moraes mediante un comunicado en el que reafirmó que no se apartará de su responsabilidad de hacer cumplir la Constitución. Recordó también que las causas relacionadas con delitos contra la democracia son competencia exclusiva de la justicia brasileña.
Desde Brasilia, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva respondió con firmeza durante un acto oficial:
“Defenderé la soberanía del pueblo brasileño ante las medidas anunciadas por el presidente de los Estados Unidos”, declaró, y agregó: “Hoy es el día sagrado de la soberanía”.
En paralelo, el canciller Mauro Vieira mantuvo una reunión en Washington con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, en el encuentro diplomático de más alto nivel desde que se intensificó el conflicto. Tras el encuentro, Vieira afirmó que Brasil “se reserva el derecho de responder” a las medidas impuestas por Trump, a las que calificó como “una inaceptable injerencia en la soberanía nacional”. No obstante, aseguró que el gobierno brasileño está dispuesto a seguir negociando para evitar un mayor impacto en el comercio bilateral.
Esta nueva escalada comercial impulsada por Trump ocurre en el contexto de sus críticas al proceso judicial contra Bolsonaro, al que definió como una “caza de brujas”. A diferencia de otros países a los que el mandatario ha aplicado aranceles, Estados Unidos mantiene actualmente un superávit comercial con Brasil.