El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó como una “gran victoria” republicana el pacto alcanzado en el Congreso que permitirá reanudar las actividades del gobierno federal después de 42 días de suspensión, en la paralización más prolongada de la historia del país.
El acuerdo legislativo, producto de una inusual fractura partidaria en el Senado, garantiza financiación temporal hasta enero y protege a los empleados federales de despidos inmediatos.
Durante su discurso en Arlington con motivo del Día de los Veteranos, Trump felicitó al presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, y celebró el trabajo conjunto del Congreso. “Felicidades… por una victoria muy grande”, expresó el mandatario, antes de remarcar: “Estamos abriendo nuestro país. Nunca debió haberse cerrado”.
El cierre, que comenzó el 1 de octubre, afectó a cerca de un millón de empleados públicos que dejaron de percibir sus salarios. Las consecuencias incluyeron la interrupción de vuelos, la reducción de servicios básicos y la amenaza de suspender la distribución de alimentos a familias de bajos ingresos. Más de mil vuelos fueron cancelados, y numerosos legisladores debieron viajar por tierra o motocicleta para asistir a la sesión decisiva en el Capitolio.
La sesión extraordinaria del Congreso se convocó tras una pausa de 53 días. La votación final en la Cámara de Representantes fue fijada para este miércoles. El texto consensuado entre ambas cámaras extiende la financiación hasta el 30 de enero, evita despidos federales y reabre el debate presupuestario a comienzos del próximo año. Se espera, sin embargo, que algunos organismos tarden días en normalizar su funcionamiento.
El acuerdo generó tensiones entre los demócratas, ya que ocho senadores de ese partido apoyaron la propuesta republicana. Uno de los puntos de fricción fue la exigencia de prolongar los subsidios de salud para 24 millones de estadounidenses, una medida que quedó postergada para una posible votación en diciembre. “No existe garantía de que se ponga a votación en la Cámara, y por ahora el tema sanitario quedó fuera de la solución inmediata”, indicaron fuentes legislativas.
Durante el cierre, Trump había retenido fondos a estados administrados por demócratas y promovido recortes de personal público, decisiones que generaron controversia por su alcance fiscal. El nuevo pacto establece límites temporales a ese tipo de medidas y prohíbe despidos hasta enero, aunque especialistas advierten que no impide futuros ajustes desde el Ejecutivo.
Según una encuesta nacional de Reuters/Ipsos realizada a fines de octubre, la mitad de los estadounidenses responsabilizaba a los republicanos por la parálisis federal, mientras que el 43% señalaba a los demócratas.
Pese al avance, el acuerdo no resuelve de fondo el incremento del gasto público ni el crecimiento de la deuda nacional, y sólo abre una vía temporal mientras se define el presupuesto definitivo para 2026.
En ese contexto, el programa de asistencia alimentaria SNAP, afectado por la suspensión, quedará garantizado hasta septiembre de 2026. Además, la legislación prohíbe cambios estructurales profundos en la administración federal durante el período de financiamiento vigente.
Trump aprovechó el acto en Arlington no sólo para celebrar el pacto, sino también para rendir homenaje a los veteranos y proponer que el 11 de noviembre sea rebautizado como “Día de la Victoria”, en conmemoración del final de la Primera Guerra Mundial. El mandatario también sugirió aplicar la misma denominación al 8 de mayo, fecha de la rendición alemana en la Segunda Guerra Mundial.
