Cada 23 de julio, Argentina celebra el Día del Payador, una efeméride que homenajea a los intérpretes del canto improvisado y mantiene viva una forma poética, musical y oral profundamente arraigada en la identidad cultural del país. El origen de esta celebración se remonta al 23 de julio de 1884, cuando tuvo lugar una payada histórica entre el argentino Gabino “el Negro” Ezeiza y el uruguayo Juan Nava, en la ciudad de Paysandú, Uruguay.
Aunque ese enfrentamiento se dio fuera del territorio argentino, su repercusión fue tal que nuestro país adoptó la fecha como símbolo del arte payadoril. La conmemoración fue oficializada por ley en 1992, y la primera celebración institucional tuvo lugar en 1996. Desde entonces, payadores de distintas provincias se reúnen anualmente para rendir tributo a esta manifestación criolla en festivales, actos y encuentros populares.
Uno de los máximos referentes del género fue Gabino Ezeiza, nacido en San Telmo el 3 de febrero de 1858, considerado pionero de la payada profesionalizada. Introdujo el contrapunto, una modalidad en la que dos payadores se enfrentan en una disputa de versos cantados, rimados e improvisados. Ezeiza falleció el 12 de octubre de 1916 en el barrio porteño de Floresta, pero su legado perdura como emblema del arte payadoril.

¿Qué es una payada?
La payada es una forma de poesía oral en verso octosílabo, tradicionalmente acompañada por guitarra. Se improvisa en el momento, ya sea sobre temas propuestos por el público o en duelos conocidos como contrapuntos, donde los payadores deben responder en décimas con ingenio, rapidez mental y dominio del lenguaje popular.
Esta práctica puede extenderse durante horas, y suele concluir cuando uno de los participantes no logra responder con agudeza. Aunque su origen es discutido, algunos estudios señalan que la palabra “payador” deriva de “payo” (campesino de Castilla), “payés” (campesino catalán) o incluso de los trovadores de Provenza, célebres por sus disputas poéticas medievales.
La payada no es exclusiva de Argentina: también forma parte del acervo cultural de Uruguay, el sur de Brasil, Paraguay y Chile. En nuestro país, uno de los actos más representativos tiene lugar cada 23 de julio en el monumento al Payador de Tres Arroyos, al sur de la provincia de Buenos Aires, donde se reúnen artistas y público en un homenaje al arte de la palabra improvisada.