El Día del Niño es una de las celebraciones más esperadas en el país. Desde 1960, Argentina se sumó a la iniciativa impulsada por Naciones Unidas en 1954, que invitaba a los Estados miembros a establecer una fecha especial para honrar a la niñez y promover su bienestar. En nuestro país, la jornada se celebra el segundo domingo de agosto y, con el paso de los años, se transformó en una tradición que reúne a las familias y moviliza a distintos sectores de la sociedad.
Más allá de la costumbre de entregar regalos, el Día del Niño tiene un trasfondo más profundo: busca visibilizar la importancia de garantizar a los chicos y chicas condiciones de vida dignas, educación, salud, oportunidades de juego y un entorno libre de violencia. Diversas instituciones educativas, clubes, ONG y organismos públicos organizan actividades culturales, deportivas y solidarias que refuerzan este mensaje.

En el plano social y económico, la fecha también tiene un fuerte impacto. Por un lado, fomenta la unión familiar y la transmisión de valores. Por otro, impulsa el comercio, ya que la compra de juguetes, libros y experiencias recreativas representa uno de los picos de consumo más importantes del año.
Sin embargo, especialistas destacan que el verdadero sentido del Día del Niño en Argentina no debe quedar limitado a lo comercial, sino que debe servir como recordatorio colectivo de que invertir en la infancia es apostar por un futuro más justo, inclusivo y esperanzador para toda la sociedad.