La sanción del matrimonio igualitario en la madrugada del 15 de julio de 2010 fue un momento bisagra en la historia argentina y un faro para la región. Con 33 votos a favor, 27 en contra y 3 abstenciones, el Senado aprobó la ley que permite a personas del mismo sexo casarse legalmente, consagrando un derecho largamente postergado.
Gracias al impulso de numerosas organizaciones sociales y activistas, Argentina se convirtió en el décimo país en el mundo y el primero en América Latina en reconocer el derecho al matrimonio igualitario, abriendo la puerta a una transformación profunda en el plano legal, social y cultural.
Un cambio legal que marcó un precedente en América Latina
Antes de esta ley, las parejas del mismo sexo debían iniciar procesos judiciales individuales, sujetos a la interpretación de cada juez. Un antecedente clave fue la Ley de Uniones Civiles aprobada por la Ciudad de Buenos Aires en 2002, pero fue recién en 2010 cuando el derecho al matrimonio con plena igualdad legal se volvió una realidad para todo el país.
La sanción fue un hito de alcance regional, que inspiró movimientos en países vecinos y alentó legislaciones similares en otras partes de América Latina.
Impacto social y legislativo: de la igualdad al reconocimiento de identidades
El avance no quedó solo en el matrimonio. La aprobación de esta ley fue la base para nuevos derechos, como la sanción en 2012 de la Ley de Identidad de Género, que garantiza a las personas trans el derecho a vivir según su identidad de género autopercibida.
En 2022, el Observatorio de Políticas de Género de la Sindicatura General de la Nación destacó a Argentina como uno de los países más avanzados en reconocimiento de derechos del colectivo LGBTIQ+, subrayando el impacto político y social de estas normas.
Un día para celebrar, reflexionar y seguir luchando
El Día de la Igualdad conmemora no solo una conquista jurídica, sino también un paso adelante en el camino hacia la inclusión, la diversidad y la igualdad real. Es un recordatorio del poder de la organización social, del valor de la empatía legislativa y del compromiso continuo con los derechos humanos en Argentina y el mundo.