La Fundación Fauna Argentina y vecinos de Mar del Plata denunciaron este sábado que varios animales del ex Aquarium estarían en situación de abandono desde hace casi cinco meses, luego del cierre del complejo turístico. A través de fotos difundidas en redes sociales, se observaron delfines y lobos marinos en piletas deterioradas y con agua en mal estado.
La denuncia fue presentada por el presidente de Fundación Fauna Argentina, Juan Antonio Lorenzanni, quien aseguró haber recibido información sobre la permanencia de especies en condiciones críticas dentro del predio. “El agua se ve verdosa y los animales en aparente abandono”, señaló el referente, mientras que algunos vecinos advirtieron que los ejemplares “están muertos de hambre y con agua podrida”.
Un testimonio recogido por el medio local 0223 reflejó la preocupación: “Me muero de dolor, es terrible. ¿Será que alguien les dará de comer? Hace cinco meses que están ahí, es raro que sigan vivos si no comen”.
Ante la situación, Lorenzanni recordó que hace dos meses enviaron una nota a Fauna provincia para pedir precisiones sobre el destino de los animales, aunque nunca obtuvieron respuesta. “Las imágenes hablan por sí solas”, cuestionó. Además, pidió a los funcionarios “cumplir con su deber” y rechazó la existencia de “centros de cautiverio” para fauna marina.
Tras la difusión de la denuncia, el intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, anunció que se presentará una denuncia penal contra los responsables de un posible abandono. “Estamos solicitando una inspección ocular y una pericia técnica”, informó en redes sociales, al señalar que la investigación será llevada adelante por la Dirección de Maltrato Animal municipal. El jefe comunal adelantó que, si se confirma el maltrato, pedirá una medida cautelar de protección integral.
El Aquarium Mar del Plata había cerrado sus puertas el 31 de marzo, luego de que la empresa The Dolphin Company no llegara a un acuerdo sobre el alquiler del predio. Durante años funcionó como espacio de entretenimiento, educación e investigación de fauna marina. En su comunicado de cierre, la compañía afirmó que todos los ejemplares nacidos bajo cuidado humano serían reubicados en otros acuarios y zoológicos, nacionales e internacionales, entre ellos siete delfines nacidos en cautiverio y sus progenitores.
Las autoridades remarcaron entonces que muchas de las especies no podrían ser liberadas por haber vivido en entornos controlados. De todos modos, la tortuga marina “Jorge” fue devuelta al mar tras 40 años en cautiverio. Investigadores del Conicet colocaron un transmisor para seguir su recorrido, que llegó hasta Río de Janeiro. El monitoreo, que duró 109 días, confirmó la exitosa reinserción del animal en su hábitat natural.
Luego de la denuncia de este fin de semana, personal de zoonosis inspeccionó el predio, donde aún permanecen especies a la espera de traslado. Desde el Aquarium respondieron que en el lugar trabajan 24 empleados, entre veterinarios, biólogos y cuidadores, que se ocupan de la alimentación diaria y el control de los sistemas de soporte de vida.
En relación a los delfines franciscanos, aclararon que su estanque se mantiene a 20 °C y con análisis químicos y bacteriológicos permanentes. También informaron que se procesan y distribuyen unos 160 kilos de alimento por día entre pescado, frutas y balanceado, y que la liberación de ejemplares nacidos en cautiverio es inviable.
El oceanario remarcó además que los traslados de animales requieren autorizaciones provinciales, nacionales e internacionales, y que ya se reubicó a más de la mitad de las especies.
En paralelo, la Secretaría de Ambiente de la Nación, encabezada por Fernando Brom, emitió un comunicado tras una inspección de la Brigada de Control Ambiental. El organismo aseguró que los animales se encuentran en buen estado y verificó la situación de 10 delfines nariz de botella y otros ejemplares.
Ese mismo operativo incluyó el traslado de cinco lobos marinos de un pelo al Aeropuerto de Ezeiza, desde donde fueron enviados a República Dominicana. Tres habían nacido en el acuario marplatense y dos provenían de España. Todos contaban con los permisos de la Convención CITES y la documentación correspondiente para su traslado internacional.