Hace apenas unos días, el papa Francisco celebraba con esfuerzo su última misa de Pascua y saludaba, con su característica cercanía, a los fieles en el Vaticano. Hoy, su figura conmueve al mundo entero: más de 200.000 personas asistieron a su funeral, en una despedida multitudinaria que comenzó en la Plaza de San Pedro y culminó en la Basílica de Santa María la Mayor, donde ya descansa.
El funeral, oficiado por el cardenal Giovanni Battista Re, destacó la misión de Francisco de acercar la Iglesia a los más necesitados, impulsando la “cultura de la fraternidad” frente a la “cultura del descarte”.
La ceremonia reunió a líderes de todo el mundo, incluidos Donald Trump, Volodímir Zelenski, Emmanuel Macron, Javier Milei, los reyes de España Felipe VI y Letizia, y más de 160 delegaciones oficiales. Sin embargo, en medio de las reuniones políticas, el Vaticano mantuvo el foco en la figura humilde y cercana de Francisco, siguiendo su deseo de una despedida sencilla y fraterna.
Tras la misa, el féretro recorrió las calles de Roma en un vehículo abierto, permitiendo a miles de fieles brindarle un último adiós. Bajo una losa de mármol de Liguria, descansa ahora el primer papa latinoamericano, el hombre que soñó con una Iglesia “hospital de campaña”, al servicio de todos.