La crisis entre Irán y Estados Unidos suma un nuevo y peligroso capítulo. Este domingo 22 de junio, el parlamento iraní planteó la posibilidad de cerrar el Estrecho de Ormuz como represalia por los recientes ataques aéreos estadounidenses sobre instalaciones nucleares en territorio iraní.
La propuesta fue impulsada por el legislador Esmail Kosari, integrante de la comisión de seguridad nacional del parlamento iraní, quien declaró que el cierre del estrecho sería una respuesta necesaria ante las acciones militares de Washington. La agencia rusa Tass difundió la noticia, señalando que la decisión final dependerá del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, el máximo organismo iraní en materia de defensa y estrategia.
Desde Estados Unidos no tardaron en llegar las reacciones. El vicepresidente J.D. Vance advirtió que una medida de ese tipo sería “un suicidio” para la economía iraní. “Toda su economía depende del Estrecho de Ormuz. ¿Por qué harían eso? No tiene ningún sentido”, afirmó.
El Estrecho de Ormuz es uno de los puntos geoestratégicos más sensibles del planeta. Por esa angosta franja marítima circula aproximadamente el 20% del petróleo que se comercializa en todo el mundo. Un cierre, incluso parcial, tendría un impacto inmediato en los precios del crudo, alteraría los mercados energéticos y escalaría aún más la tensión regional en Medio Oriente.
La comunidad internacional observa con preocupación los últimos movimientos en la zona, mientras aumentan los temores por una posible escalada bélica con consecuencias globales.