El fútbol argentino tiene muchas fechas sagradas, pero pocas tan simbólicas como el 22 de junio. Ese día, en 1986, Diego Armando Maradona convirtió uno de los goles más extraordinarios en la historia de los Mundiales, y ese momento quedó para siempre en la memoria colectiva. En homenaje a esa jugada mágica frente a Inglaterra, se instauró oficialmente el Día del Futbolista Argentino.
Corría el minuto 55 en el Estadio Azteca cuando Maradona tomó la pelota en su propio campo, dejó atrás a medio equipo inglés y definió con clase para firmar el “Gol del Siglo”. Apenas minutos antes había convertido el tanto más polémico del torneo: la famosa “Mano de Dios”. Dos caras de una misma moneda que resumen su genio y rebeldía.
La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y Futbolistas Argentinos Agremiados decidieron trasladar la celebración —que antes se conmemoraba el 14 de mayo— a esta nueva fecha, que representa no solo la destreza técnica, sino también la identidad, la creatividad y la picardía que caracterizan al futbolista nacional.
En este día se rinde homenaje a todas las figuras que forjaron la historia del deporte más popular del país: desde leyendas como Mario Kempes, Daniel Passarella, Juan Román Riquelme y Lionel Messi, hasta miles de jugadores y jugadoras que en cada rincón del país visten con orgullo una camiseta.
El 22 de junio no es solo una efeméride. Es una celebración de la cultura futbolera argentina, de los potreros, de los clubes de barrio, del talento innato y del amor por la pelota que atraviesa generaciones.